El día 10 de marzo de 1872 había llegado a Tarragona enfermo, contagiado por haber asistido a los apestados en Calasanz (Huesca). Diez días después, 20 de marzo, murió en dicha ciudad tarraconense rodeado de los hermanos y hermanas carmelitas por él fundados. Acusado de práctica ilegal de la medicina, suspendido en sus licencias ministeriales por el vicario capitular de Barcelona, sede vacante, Juan de Palau y Soler… Querido y venerado por sus hijos e hijas espirituales, por el pueblo…

Quienes le vieron morir, testifican: invocaba a María, a san José, a su Ángel de la Guarda, hablaba con santa Teresa, hablaba de la Iglesia. Con estas palabras en sus labios murió: He sujetado mi juicio, no me ha apartado nunca de la Iglesia… Ya es la hora, Teresa.

(Vivo y viviré por la Iglesia, Josefa Pastor, cmt)

Momento orante para descargar aquí: Ya es la hora…