Compartimos con vosotros la carta circular que hermana María José Gay, nuestra animadora general, ha dirigido a las comunidades de la Congregación con ocasión de esta Pascua de Resurrección. Palabras y saludo que también ha querido hacer extensivo a toda la familia Palautiana.

 

¡Alegraos queridas hermanas en este día de Pascua porque la VIDA ha vencido a la muerte!

Pongámonos el traje de fiesta porque el luto ha pasado, el llanto se han transformado en sonrisa y la luz ha vencido la tiniebla. Gocémonos en este día de Pascua porque las flores, el sol, el calor, llenan de color lo que hasta hace poco estaba teñido de blanco y negro, de frío intenso, de nubes y claros.

Regocijémonos  porque este es el día en que actúa el Señor (Sal 118,24). Abramos la ventanas, escuchemos el canto de los pájaros, el silencio lleno de Palabra, los gestos de nuestros vecinos, hermanas, y dejémonos sorprender. Creemos porque vemos. Descubrimos que Jesús ha resucitado y está vivo en la creación, “las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos ahora están llenas de su presencia luminosa” (LS 100); está vivo en los hermanos, en cada una de nosotras y “resucitado, habita en lo íntimo de cada ser, rodeándolo con su cariño y penetrándolo con su luz” (LS 221).

Limpiemos las lágrimas de nuestros ojos, abrámonos como María a la PRESENCIA siempre sorprendente. Corramos como Juan, como Pedro (cf. Jn 20,4). Que el amor nos haga apresurarnos y, aunque con cierto temblor e incluso temor, entremos al sepulcro, al lugar de la muerte, para proclamar con los apóstoles, con las mujeres, con tantos hombres y mujeres de Dios, con quienes ven signos de esperanza en esta situación que vivimos, con todos aquellos que se comprometen y dan la vida, en definitiva con la multitud de personas a las que les arde el corazón y no pueden hacer otra cosa sino AMAR: que CRISTO VIVE Y ESTA PRESENTE, y nosotras damos testimonio de ello.

Gracias a cada una de vosotras, mis queridas hermanas, porque con vuestra cercanía, cuidado, ánimo, preocupación, con vuestra palabra, con vuestra oración, testimoniáis que sois mujeres de la Pascua y de este modo, también alentáis mi fe; mujeres que, con la fe en el Resucitado, enfrentáis la realidad con creatividad, misericordia y esperanza, desde el lugar del servicio, haciendo crecer la vida (cf. CV 173).

FELIZ PASCUA para cada una de vosotras, cada comunidad y cada familia; también para quienes están comprometidos con nosotras en la misión y quienes nos ayudan con diversos servicios. FELIZ PASCUA para los que lleváis en el corazón: hacedles llegar mi cercanía y recuerdo.

En comunión de corazones junto con María, a quien suplicamos, con palabras del papa Francisco, “poder tocar con las manos llenas la paz y la serenidad del Resucitado, para compartirlas con los hermanos, especialmente con los que tienen más necesidad de consuelo y de esperanza” (22/04/2019), os deseo unos días llenos de ALEGRIA y GOZO.

María José Gay Miguel, Animadora General