La comunidad Nuestra Señora de Fátima, de Viseu, queremos compartir estos gestos de luz y de esperanza que estamos llevando a cabo en el Centro Socio Pastoral de la Diócesis de Viseu (CPDV), con los ancianos en este tiempo de pandemia.

Son de luz, porque iluminan el corazón de quienes los recibe y les da fuerza; son de esperanza, porque esperamos que este tiempo de calamidad pase y llegue la alegría de poder vivir sin miedo, confiando en la Misericordia del Señor que nunca falta.

Es un tiempo de Amor y Dádiva, de lucha y de cautela.

Desde que esta pandemia ha empezado en el Centro CPDV, vivimos tres momentos distintos.

PRIMER MOMENTO

Las familias han dejado de visitar a sus familiares (padres, abuelos, amigos, vecinos)

Han sido momentos duros y crueles para ellos, tanto de una parte como de la otra.  Los residentes a la vez, no han entendido muy bien el porqué. Estaban  y están siempre esperando la visita.

Para nosotras, las Hermanas, y también para los colaboradores, tuvimos que arreglar argumentos para que la falta de los familiares no fuera tan sentida.  Lo hicimos, con el acompañamiento personalizado, con música, con oraciones, con el rosario, manualidades, etc.

Todas estas actividades han sido realizadas de forma más engrandecida. Todos queríamos y queremos que todos estén bien.

En este momento crucial y fuerte hubo que reinventar, aprovechar lo que tenemos de nuevo entre las manos, como las videollamadas, para que con regularidad los ancianos pudiesen hacer con los familiares.

Pudimos comprobar y vivir momentos emocionantes.

SEGUNDO MOMENTO

En dado momento, y por seguridad a los ancianos se les ha pedido para que se quedaran confinados en sus habitaciones por un período de 15 días. 

Nosotras, también confinadas en la comunidad, y como forma de hacerles sentir nuestra presencia, nuestra proximidad y nuestra oración cada día llamábamos a   sus habitaciones para saber cómo se encontraban y así llevar palabras de esperanza y de ánimo. En algún momento, les saludábamos desde la puerta de su habitación. Las preguntas,  las normales en este tiempo: ¿Cuando podremos salir de aquí? 

Aunque sin respuestas a esas preguntas, nuestra constancia fue permanente y activa.  Aún dentro de este segundo momento, y pasado una semana de confinamiento, fue permitido que viniesen a pasear simplemente en el pasillo de las habitaciones, dando así oportunidad que en el domingo de Pascua pudiésemos pasar por ellos con una cruz decorada con flores y cantando “Resucitó, Aleluia!”

Todos los momentos, lo aprovechábamos para acercarnos y hacernos próximas de ellos. 

TERCER MOMENTO

Pasados los 15 días que la Dirección del Centro puso de confinamiento más estricto,  retomamos algunas actividades y algunos espacios del Centro.  Para  todas estas medidas se  nos ha pedido a todos, residentes, hermanas, colaboradores, que nos situemos, con una distancia considerable (la llamada, distancia social), que no estemos muchos en un mismo lugar,  además de otras precauciones a tener. Seguimos con nuestra presencia cotidiana, con el acompañamiento personal y adecuado a las necesidades de cada uno.

En este tercer momento, la Hna. Rosa Mª, ha empezado a hacer mascarillas para los residentes, y que tuvieron mucho suceso.

De toda esta realidad vivida y experimentada, podemos argumentar con las palabras siempre ciertas y en el momento oportuno de nuestro Fundador P. Francisco Palau, cuando nos dice:

“Realidad es el cuadro donde fijamos nuestra atención para dar forma a nuestra misión” EVV 2, 20