Unidos por el Espíritu, nos preparamos para el acontecimiento culmen de la Pascua: la solemne festividad de Pentecostés.

Esta vez, la invitación a celebrar la venida del Espíritu, el nacimiento de la Iglesia – Esposa del Cordero y Cuerpo de Cristo, nos llega a través de la riqueza carismática palautiana encarnada en los cuatro continentes.

 

Son los agentes de la pastoral juvenil vocacional – Equipos Provinciales y de la Delegación de Asia – quienes invocan, y en diversos idiomas, al Espíritu Santo. Espíritu de Amor, el Paráclito, el Abogado, el Intercesor… que siempre llega con abundancia de los dones: la sabiduría, el entendimiento, la ciencia, el temor de Dios, el consejo, la piedad, la fortaleza… y otros muchos.

Lo son también los diversos carismas que tienen como objetivo el crecimiento de la comunidad eclesial. Así que abrámonos a la generosidad del Espíritu de Dios y acojamos su Presencia dadivosa. Que ella fecunde nuestra vida de la manera que esa abunde los doce frutos: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad.

De esta manera, podremos celebrar con pasión y gozo rememorando y experimentando el nacimiento de la Iglesia.

Invoquemos, que venga a nuestra vida, que la transforme… ¡Ven, Espíritu!

Ruah, Ruah, aliento de Dios en nosotras…