La primera lectura de hoy comienza diciendo “Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca” Y lo primero que salta al corazón al leer esas palabras es que hay un tiempo para “encontrarnos” con Dios y si dejamos pasar la oportunidad, esa no vuelve…Habrá otras, ciertamente, pero “ésa en particular” no vuelve más.

Y sigue más adelante diciéndonos “Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos”. Y nuevamente comprendemos que el estar atentos, atentas a su voz, sus palabras, sus intermediarios, la realidad, es una actitud de vida que hemos de cultivar sin cansarnos porque Él nos está hablando siempre…a veces claramente  (y quien tenga oídos que oiga) pero otras veces es como un susurro en el corazón que no siempre sabemos o podemos interpretar y seguimos en lo nuestro. Su plan en eso y para ese momento queda truncado y cuando un tiempo más adelante nos damos cuenta que era su voz, su plan, pues ya no hay nada que hacer, dejamos escapar el momento y nos duele adentro…

Es importante educarnos en la escucha, pero tan importante como eso es también dejarnos sorprender por “sus pensamientos”, su mentalidad… Y es que a veces aquello que escuchamos profundo en el corazón parece una locura, un imposible, irrealizable ¿Me lo está pidiendo a mí? Y nos conformaos pensando que es una idea nuestra, un proyecto nuestro, un plan nuestro  pero  resulta que era del Señor y lo dejamos pasar… porque “sus pensamientos no son nuestros pensamientos” y su mentalidad no es la nuestra y no lo supimos ver; tantas veces escuchamos y respondemos con nuestras pequeña comprensión humana pero hoy se nos dice  “Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos’’.

La cobardía, la comodidad, la indiferencia, las seguridades frustran el proyecto de Dios en nosotros y con nosotros…y cuando un tiempo después nos damos cuenta, pues sólo queda aprender a vivir con eso y comenzar a hacer un camino distinto: entrenarnos en la escucha y el discernimiento, convertirnos en hombres y mujeres discernientes para que en el próximo desafío o invitación de Dios sepamos escuchar y sobre todo responder…

El salmo de hoy nos invita a (Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18) bendecir al Señor eternamente. Y sí, hay que bendecirlo siempre porque Él no cesa de hablarnos, de esperarnos, de confiar en nosotros…en nosotras…lo de ayer ya fue y lo de hoy está por estrenar…

Como vemos en el Evangelio de hoy, el Señor sigue saliendo y llamando a todas horas (Mt 20, 1-16) y no llama individualmente, sino que llama a varios; cada grupo a su tiempo…No estamos solos en la escucha, no estamos solos en el discernimiento y no estamos solos al responder… simplemente confiemos en su voz y en su propuesta y dejemos que el Espíritu que nos habita responda, no lo callemos con excusas, razones, temores y seguridades… porque Dios nos está llamado para “trabajar” en y por su Reino…

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-AMÉRICA

Versión descargable aquí:  Domingo XXV del tiempo ordinario