MES DE MARÍA. DÍA 9. EL TORNASOL. LA PRUDENCIA

El girasol es una flor llena de simbolismo, el padre Palau la describe como una flor que sube recto hacia el cielo, se eleva sobre las demás flores, y en magnitud as excede a todas.  Su figura se asemeja a la del sol: forma un círculo perfecto, y envía fuera de él sus hojas amarillas semejantes a los rayos de este rey de los astros. Sigue al sol en su curso de oriente a mediodía, de mediodía a poniente y mientras el sol corre escondido, él vuelve, durante la noche, de poniente a levante y allí le espera, y cuando amanece sobre el horizonte, inclina hacia él la cabeza y le sigue. Viejo ya, no pudiendo menearse, se queda inmóvil y tullido mirando a mediodía.

El padre Palau relaciona el girasol con la virtud de la prudencia, en el sentido que crece recto y se deja conducir por el sol que nace de lo alto, se inclina ante su presencia, toma de él sus luces y consejos, y procede después según un dictamen siempre recto.

María ordenó toda su vida, todas sus acciones y todos sus movimientos según el plan de Dios.

La intención para este día:

Que actuemos prudentemente en cada momento de nuestra vida, actuando con sensatez y no dejándonos llevar por los simples impulsos.

Me pregunto hoy:

Al discernir, ¿valoro las distintas consecuencias que podrían tener mis decisiones?

¿Qué debo hacer para actuar prudentemente?

Pido a María la gracia de dejarme conducir por el Espíritu para actuar rectamente según el corazón de Dios.

Me comprometo a actuar responsablemente sobre todo en aquello que comporta la búsqueda del bien de la Iglesia, Dios y los prójimos.

Busca esta flor y ponla en las manos de María, y para sembrarla le dirás: