¡Qué podemos hacer! El virus nos mantiene encerradas en casas, sobre todo a las más vulnerables. Y esperando que no se nos contagie ninguna de las hermanitas. Pero ellas, no pierden humor ni creatividad. ¡Mirad cómo nos animan con sus ánimos!
«¿Qué hacen las monjitas?» – alguno se pregunta. Miren, pues, y vean. Hacer teatro, orar, acompañar a las más dependientes… Incluso cantar y bailar.
Todo esto es amar. VIvit creativamente y confiadamente este tiempo de confinamiento. Sin apocarse. Sin miedo. Con un corazón alegre en medio de la tribulación, de la inseguridad, de la angustia que pueda acarrear la situación epidemiológica.
Cultiva cada día el arte del saber esperar.