“Todo cuanto hay y se predica de perfecto, de puro, de santo, sobre María, conviene de una manera mucho más excelente y sublime a la Iglesia”. (MR 11,19)
Todas las virtudes de María son presentadas en sentido único, todas confluyen en un punto: su misión de corredentora, su cooperación voluntaria y eficaz en la salvación del género humano. La virtud, escribe Palau, es “Una cualidad que hace bueno al que la tiene y buenas todas sus obras” (MM I,2).
No es María centro en sí misma de la devoción, sino que siempre la ha visto y presentado en su dinamismo salvador desde el fíat en la encarnación hasta el sí en la cruz: «Un solo pensamiento ocupó de lleno a María en toda su vida, o mejor; todos tendían, todos vinieron a parar a un solo objeto y fue: el hombre está perdido por la culpa y se ha de salvar.
Para “cultivar” las virtudes la base es amarlas. Es reconocer y promover los valores de la persona. Excluir lo que rebaje su dignidad.
FE: Es la clave de interpretación de su experiencia: (Catecismo 38,2-3; 764,13)
ESPERANZA: Lo mantiene la búsqueda. No le desaniman las dificultades del camino: (Catecismo731,3; 733,7; 820,30-31).
CARIDAD: Es fundamental y centro del crecimiento interior y de la armonía personal: “Toda la perfección cristiana está basada sobre la caridad. Todas las virtudes divinas, humanas, infusas y adquiridas…, todo se encamina a que la caridad haga en ti su curso” (Catec. 37,1).
Lucha IV, 26
todos los dones, todas las dotes que he recibido de Dios,
y me comprometo a cuidarlos, cultivarlos y conservarlos.
Presentadlos a vuestro Hijo.
CANTO: Señora de las Virtudes
Señora de las virtudes, Tú que das paso a la luz,
tú nos muestras a Jesús, tú para el hombre eres puerta,
caliente pan, casa abierta y escuela de la virtud.
Inícianos en tu escuela, como siervos del amor,
para aprender la lección de servir, siembra inquietudes
y riega tú las virtudes con la gracia del Señor.