En esta publicación nos adentraremos en su figura como creadora de COMUNIÓN.
sino para que hagamos el bien a todos los que lo necesitan».
Teresa, cmt
- Con Teresa Mira, CREAR COMUNIÓN
Veamos algunas de las actitudes de Teresa Mira que pueden ayudarnos en nuestro proceso espiritual personal, comunitario y familiar, y cómo Teresa creó la comunión en su comunidad y donde estuviera.
Vamos a escuchar los testimonios de quienes vivieron con ella y de quienes la conocieron antes, durante y después de la guerra civil española.
“Teresa hacía por los otros todo lo que podía y un poco más. Le molestaba todo sufrimiento ajeno. Le gustaba ver en todos, un gesto alegre en su cara, y no podía sufrir un gesto amargo o de dolor en la cara de los otros, por eso hacía cuanto podía por aliviarlos en sus penas”.
“Se desvivía por cumplir a la perfección cuantos trabajos o deberes le encomendaban. Siempre que se trataba de cumplir con su obligación, dejaba al lado cuanto pudiera impedírselo… Siempre la encontrábamos dispuesta a favorecerte y ayudarte en lo que fuera. Podías acercarte a ella, pues te acogía con su sonrisa característica”.
“Su virtud especial, la que la caracterizaba, era la caridad. Su trato y conversación fue siempre de verdadera Hermana, con mucho amor y sinceridad para con todos. Si algo especial se notaba en ella fue el manto de la caridad que encubría todo por la paz de la comunidad”.
“La Hermana Teresa nos inculcaba plena confianza en el Señor y hacía que nos sintiéramos bajo su cuidado y paternal protección por lo que estábamos seguras que no nos pasaría nada que no fuera permitido por El”.
“Trataba de poner paz en todo y evitar todo tipo de malestar o pesar, incluso en el seno de nuestra propia familia”.
“El día de su muerte, ya de viva voz se le tenía como un alma santa que se había dado a los demás en medio de una capacidad de sencillez en alto grado. Comprendía a los demás hasta llegar a adivinar su situación material y ayudarles en lo espiritual”.
- El amor universal, evitar toda división y discriminación en comunidad, tratar de amar a cada una de mis hermanas sin distinciones. Como Congregación internacional, valorarnos mutuamente, respectar a cada una en nuestras diferencias y hacer de estas diferencias una gran riqueza que nos ayuda a reforzar nuestros lazos de comunión.
- La gratuidad y el compartir de alegría en comunidad, ofrecer con generosidad lo mejor de sí misma en comunidad, mis talentos, dones y cualidades… para crecer y hacer crecer mi comunidad; alegrarme de la alegría de mis hermanas y favorecer un buen ambiente en mi comunidad. Donde se encontraba Teresa Mira, transmitía alegría. Como ella, llenar nuestras casas “del olor del perfume” de alegría y paz a través nuestro testimonio de vida.
- La responsabilidad, cumplir con amor mis deberes y responsabilidades en la Iglesia y en la comunidad, con un espíritu de sacrificio, de creatividad y de disponibilidad al servicio de los demás.
- Ser una hermana para las demás, una hermana que inspira confianza y a quien las demás pueden encontrar apoyo moral y espiritual; una hermana que transmite la paz con relaciones sinceras y transparentes; una hermana que sirve de referencia a las demás, sobre todo las más jóvenes; una hermana comprensible que sabe relativizar algunas situaciones y seguir adelante con una mirada positiva de cara al presente y al futuro.
- La humildad y la simplicidad, que son, como dice el Papa Francisco “el estilo de Dios” y afirma diciendo que “la verdadera grandeza es hacerse pequeños y servidores”. Optar por el camino de confianza, de abandono y del “pequeño camino” a ejemplo de Teresa de Lisieux, que era una hermana modelo para Teresa Mira. Ser humilde y luchar contra mi “ego”, contra el ansia de poder, y la tendencia a ser el primero.
¡Así era Teresa Mira!
A través de los rasgos distintivos de nuestra fraternidad, nuestras constituciones nos ofrecen todo un programa de vida que ya encontramos en la vida de Teresa Mira: “la sencillez, hermandad, confianza en el trato, estima del valor de la amistad, alegría constante, práctica de las virtudes humanas, renuncia de los propios intereses por el bien común, sentido comunitario de la misión” (Const. 39).
Viviendo en sintonía con el Evangelio e imitando a nuestra hermana Teresa Mira, nuestro corazón, nuestras comunidades, nuestras familias y nuestras relaciones serán signos visibles de la Comunión trinitaria.