El lirio. La flor muy querida en los jardines. Se eleva con su cabeza alta, recta, sobresaliendo sobre las demás plantas. Blanca y de fragancia fuerte, capaz de marear incluso a algunos.

Palau considera esta flor como símbolo de una pureza de corazón que va más allá de la castidad. Es la pureza que se adquiere por la unión intensísima con Dios, fuente de toda pureza. Y ya que esta unión se da en fe, esperanza y caridad, la fe es el principio de esta pureza de corazón. La fe purifica los corazones. Como se eleva recto el lirio, la fe eleva al hombre hacia Dios. La Presencia se hace sentir y llena de buen olor la vida del que cree.

¿Y qué es la fe? Es una virtud infusa, gracia del Espíritu en el alma que ilumina el entendimiento, y este se adhiere a Dios reconociéndolo como la verdad, como belleza suma. Buscar, conocer y amar la verdad eterna es ejercicio de la fe. Fe-confianza en un Dios que se revela de este modo, un Dios creíble, un Dios amor…

María tuvo la fe en el grado más alto. Creyó y gracias a su fe, se realizó la Encarnación. Se fío de Dios. 

La intención para este día:

Que los que buscan, encuentren la Verdad.

Me pregunto hoy:

¿Cómo ando de fe?
¿Cómo reacciono ante los acontecimientos que no acabo de entender?
¿Doy gracias a Dios por el entendimiento que busca la verdad?, ¿por la pureza de mí corazón?

Pido a María que cuide de mis lirios, que se fortalezca mi relación con Dios, mi confianza en su plan para conmigo. Ella que vivió confiada, convencida en su interior que Dios sabe por dónde la lleva.

Me comprometo a examinar mi confianza en Dios y a partir de hoy estar más atenta a cultivar en mí una actitud de fe en que Dios dirige mis pasos hacia la meta y por los caminos que más me convienen.

Pongo en las manos de María el día de hoy con esta oración:

Madre de todos los creyentes, ayudadme en mi incredulidad. Yo creo todo cuanto cree y manda creer nuestra madre santa la Iglesia. Yo me obligo, yo me comprometo a fomentar y cultivar esta flor con santas meditaciones: yo propongo estudiar y meditar los misterios y las verdades que me propone la Religión. Yo prometo vivir firme en la fe católica, y guardarla pura hasta la muerte.
Recibid, Señora, estos mis propósitos: aceptad esta flor y presentadla a Dios vuestro Hijo, verdad eterna.

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