
La francesilla tiene un bollo de pequeñas raíces, y por aquí se alimenta; sube encapullada sobre un palito recto y en esto nos dice que pertenece a la familia de la justicia.
María dio a Dios el tributo de amor, de adoración, de obediencia, que le debía; pagó no sólo por ella, sino por todos los hombres.
La intención para este día:
Que podamos vivir la virtud de la religión agradeciendo a Dios todo lo que de Él hemos recibido, con alabanzas, adoración, devoción y piedad.
Me pregunto hoy:
¿De qué forma manifiesto mi amor a Dios?
Reviso mi relación con Dios ¿le doy el culto que le es debido?
Pido a María la gracia de amar a Dios con la entrega y devoción que ella le dedicó.
Me comprometo a dirigirme a Dios con la devoción que se merece y de manifestar en obras este Amor.
Toma tus francesillas y porque no tiene olor, pon en medio de ellas a la reina de las flores, la rosa, y ponla en las manos de nuestra jardinera María, y le dirás:
Señora: Recibid estas mis flores; aceptad estos mis propósitos. Yo me obligo a dar un público, sincero, inequívoco y fiel testimonio de amor, de respeto, de obediencia, de gratitud, de adoración a mi Dios en los tiempos y en todas las circunstancias que la religión me lo prescribe. Recibid, hortelana mía, recibid estas mis resoluciones; a vuestro cuidado fío las francesillas.
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