Que tras esta pandemia aprendamos como sociedad a vivir más solidarios. Considero cómo la misericordia que experimento de Dios me libera, me fortalece.
Me pregunto hoy:
¿Le agradezco a Dios su misericordia para conmigo?
Mi mirada hacia mí mismo y hacia mi prójimo, ¿es comprensiva, misericordiosa?
Le pido a María que me enseñe a estar como Ella a la escucha de las necesidades de mis hermanos y a acoger sus miserias sin juzgar. Me comprometo a examinar mis relaciones con los que me son más próximos ahora mismo. Sin abandonar los ejercicios de días anteriores, de hoy en adelante trataré de escuchar sin juzgar, empáticamente, atentamente. Como María. Presento esta jornada, con el deseo de crecer en misericordia y con esta oración:Señora, ¿qué puedo yo hacer para el bien de las almas? Yo me ofrezco en sacrificio al pie de la cruz para su salvación. Yo me obligo, yo me comprometo a poner por obra la misericordia de aquel modo y bajo la forma que me sea designada por las leyes de la caridad. Recibid, Señora, esta mi ofrenda; aceptad este ramo siempre verde; bendecid mis propósitos; alcanzadme las gracias y dones que necesito para conservar esta virtud en mi corazón. DESCARGA LA IMAGEN PARA COLOREAR
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