El viernes 24 de mayo de 2024 ha sido el día destinado para dar gracias por los casi 35 años de nuestra presencia en la Arquidiócesis de Vancouver y el cierre de nuestra comunidad Nuestra Señora de las Américas.  La Eucaristía fue celebrada por el arzobispo Michael Miller CSB en la que agradeció la labor de las hermanas en la parroquia Our Lady of Sorrows y en el Ministerio de los Trabajadores del Campo de México y Guatemala extendido en toda la Arquidiócesis con 6 parroquias.  Reconoció la labor que desde el tiempo de la fundación en 1989 hasta el presente han entregado las hermanas al servicio de la Iglesia, amor a Dios y a los prójimos: “Las hermanas mantenían un vivo y estrecho contacto con los pobres en los cuales veían a Cristo, la Palabra hecha carne. Entre nosotros, prestaban atención a las necesidades emergentes en nuestra Iglesia local, dándoles una respuesta nacida del corazón de Cristo. Sí, en efecto, con su testimonio de vida consagrada y ministerio activo el Señor ha traído tantas bendiciones, que todos recordamos con enorme gratitud. Como a ustedes, me entristece ver que nos dejan, aunque siempre permanecerán cerca de nosotros por la oración”.     Nuestra animadora provincial Hna. Ma. Isabel Obregón CMT agradeció a nuestro arzobispo y a todos con las siguientes palabras, aquí un extracto: “Gracias Monseñor J Michael Miller, CSB por acompañarnos en este momento y en su nombre a toda la Iglesia diocesana en la que fuimos parte en estos años. Gracias a hermanas y laicos, que desde el principio en 1989 hacen posible el caminar desde la fe que compromete y les hace salir al encuentro para ser lugar de acogida y acompañamiento de las personas que buscan nuevas oportunidades, soñando un futuro mejor para todos. Gracias a cada una de las hermanas por ser memoria y expresión del amor de Dios junto a toda la comunidad parroquial que por su compromiso dejan huellas de vida entregada, de sencillez, escucha, disponibilidad, servicio, apertura y acogida a todos”. Las hermanas Angela, Ma. Verónica y Karina agradecemos a cada una de nuestras  hermanas y hermanos por su cercanía con gestos concretos en este proceso. Dios les bendiga y acompañe, nos seguimos encomendando a su oración en nuestras nuevas misiones.