SILENCIO Y DISCERNIMIENTO

La homilía de hoy ha seguido resonando a lo largo del día. Aludiendo a la perícopa del Evangelio, el P. Felicísimo Martínez se ha enfocado en la actitud que solía tomar Jesús frente a las preguntas torcidas de los fariseos: o bien un profundo silencio o devolvérselas retorcidas. Además, parecen moverse en dos planos muy diversos; ellos, en el mundano, y Jesús, en el de Dios.

Después del desayuno, ya en silencio y guiadas por Mariña Ríos, religiosa de la Compañía de María, licenciada en psicología y ciencias religiosas y formadora, hemos iniciado la jornada del discernimiento. Un paso previo a la elección de la Animadora General y todo el Equipo General de Animación y Gobierno.

Desde la invitación a la fidelidad al espíritu de Jesús y a la fidelidad al propio carisma, Hermana Mariña nos exhortaba a empezar con grande ánimo y disponibilidad. Serenándonos y haciendo silencio, para llegar a vivirlo desde la libertad y hondura, para hacer lo necesario por discernir, para acoger lo que se vaya mostrando como voluntad de Dios y para acoger cuando toque de más cerca responder desde la disponibilidad.

Nos ha recordado el modelo de liderazgo evangélico que debería caracterizar nuestra vida. A modo de Jesús. La capacidad del liderazgo que piden nuestras constituciones (C102) la necesidad histórica que apreciamos desde la realidad presentada estos días, desde los signos de los tiempos, desde el carisma y las llamadas que hemos ido intuyendo… deberían orientar nuestra búsqueda orante y lúcida de la persona posible para responder para el bien de la Congregación y de todo el Cuerpo de la Iglesia, Dios y los prójimos. Discernir, hay que prepararnos para tomar la determinación desde las motivaciones limpias, con honestidad, sin cálculos ni estrategias. En libertad, en rectitud. Dispuestas a discernir, abiertas para acoger al Espíritu y orar, pedir información necesaria para ello, con apertura a lo que acontezca. El signo que confirma la voluntad de Dios será una paz profunda.

La orientadora ha sugerido hacer un examen de conciencia sobre las emociones, pensamientos, actitudes que traemos hoy. Tras una reflexión personal orante, convocadas al mediodía compartimos cada una tres características irrenunciables en las personas que podrían asumir el liderazgo en el Equipo General de Gobierno y Animación: en esta realidad eclesial y congregacional, y teniendo en cuenta las llamadas de Dios que hemos ido descubriendo. El fruto de las conversaciones sinodales en las comunidades de discernimiento, ha sido compartido en la plenaria. Todas acogimos las luces, máximo cinco características de cada grupo, que nos han llegado a través de este ejercicio de discernimiento espiritual.

La tarde proporcionó más sugerencias para un buen discernimiento: orar unas por otras y por la Congregación. Buscar a la persona posible y ver si las motivaciones son evangélicas. También revisar el bien que se va a seguir para la Congregación con la elección de esta persona en concreto. Igualmente, las limitaciones. Procurar cuidar su libertad y no condicionar a las otras.

La oración vespertina nos ha puesto en los brazos del Señor, en su presencia, para hablar con él de todo lo acontecido, contrastar con él las intuiciones y ofrecerle nuestro deseo de buscar su voluntad.

El último anuncio antes de retirarnos indicaba lo que nos espera mañana: el silencio hasta la hora de la comida. La mañana, tras la Eucaristía y el desayuno como de ordinario, procederemos en la misma actitud orante, a votar y elegir a la nueva Animadora General.