DÍA QUINTO DE LA NOVENA
La esperanza nos impulsa a seguir adelante incluso en medio de las dificultades. Y el Beato Palau nos enseña que esta virtud nace de la fe y se alimenta del amor. Confiemos en la promesa de Dios y mantengamos encendida la llama de la esperanza. Abracemos con nuestros corazones a quienes experimentan su falta, desesperados.
La esperanza es un componente clave en el bienestar humano, un motor que incita a las personas a superar adversidades y a perseguir sus metas con determinación, una herramienta de resiliencia. Sin esperanza, podríamos sentirnos perdidos y sin razón para actuar.
Por la fe, la esperanza cristiana nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz. «En efecto, el Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la Iglesia, es quien irradia en los creyentes la luz de la esperanza. Él la mantiene encendida como una llama que nunca se apaga, para dar apoyo y vigor a nuestra vida» (Papa Francisco).
Para el padre Palau la esperanza es «una virtud infusa en el alma que la dispone y mueve a esperar de Dios en esta vida los auxilios de la gracia y los dones del Espíritu Santo y en la otra, la vida eterna mediante nuestras buenas obras» (MM 7, 2).
En nuestra vida, además de las alegrías existen sufrimientos, lo que a veces nos hace perder la esperanza; pero la esperanza cristiana en nuestro camino nos ayuda a seguir adelante ante la adversidad: «esta esperanza no cede ante las dificultades: porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, y de este modo hace posible que sigamos adelante en la vida». (Papa Francisco).
El padre Palau dice que «La presencia de Dios en nuestra alma por una fe pura produce la esperanza» (MM 7.2).
La esperanza es un camino hacia la santidad, nos permite confiar y vivir con fe en la Providencia de Dios, esperar y aspirar a la vida eterna: «Dios, mirado como un bien posible de obtener, es el objeto principal de nuestra esperanza» (CV 41,20).
- En este tiempo de Jubileo, ¿He sido peregrino de esperanza? ¿De qué manera?
- En este tiempo, inmersos como sociedad en una crisis de esperanza, ¿cómo hemos sido portadores de esperanza?
Oración por la pronta canonización de nuestro Padre Fundador:
¡Oh, Dios, ¡Padre Omnipotente y Misericordioso! te damos gracias y te bendecimos porque infundiste en el corazón del Beato Francisco Palau un amor singular a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo. Le descubriste su belleza figurada en María y lo iluminaste para servirla con la oración y el apostolado. Concédenos su pronta canonización en la Iglesia y ahora la gracia especial que por su intercesión te pedimos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

