BIOGRAFÍA HNOS. MARTIRES DE LA ENSEÑANZA
Beato Isidro Tarsá Giribets
Nació el 3 de febrero del año 1866 en Fontanet (Lleida), siendo bautizado al día siguiente. Le impusieron el nombre de Isidro José Miguel. En el mes de febrero del año 1886, con veinte años de edad ingresó en Tarragona en el Instituto de Hermanos Carmelitas de la Enseñanza y en el 1888, cuando realizó su profesión religiosa, fue destinado a Vendrell, ejerciendo su trabajo docente con total dedicación y eficacia.
Cuando el director del colegio murió en el año 1894, asumió la dirección del mismo. Como en El Vendrell vivían muchos emigrantes que no podían acudir de día a clase, solicitó y obtuvo la autorización para abrir una clase nocturna y gratuita para los obreros adultos que querían mejorar su formación, labor que realizó en colaboración con la parroquia de la localidad. En el año 1895 fue destinado a Tarragona, en cuyo colegio siguió con su trabajo docente, siendo al mismo tiempo, superior de la Congregación y director del colegio. El mismo impulso que había dado al colegio de Vendrell, se lo dio al colegio tarraconense. En este colegio estuvo trabajando hasta el día de su muerte.
Cuando en el mes de julio de 1936 estalló la Guerra Civil, el día 25 fue apresado junto con otros religiosos que estaban escondidos en la casa paterna del Hermano Buenaventura Toldrà. Fueron llevados a la cárcel de Pilatos – que era la residencia de los milicianos – y desde allí trasladados al barco Río Segre, que era usado como prisión y que estaba fondeado en el puerto de Tarragona. Allí sufrieron malos tratos, viviendo hacinados por espacio de cuatro meses, en una de las bodegas del barco. Allí rezaban comunitariamente, dedicándose a consolar y a animar a los detenidos que más lo necesitaban.
El día 10 de noviembre, el comandante del barco bajó a la bodega buscando a los sacerdotes, a todos los que tuvieran tonsura. Aunque ellos no fueron incluidos en la lista, después de haber confesado y de común acuerdo, se presentaron ante el comandante diciendo: “Nosotros † somos † carmelitas”. Inmediatamente fueron trasladados a la cubierta del barco mientras iban rezando el salmo “Miserere”. Todos fueron fusilados, junto con otros religiosos, en las tapias del cementerio de Torredembarra, mientras gritaban: “Viva † Cristo Rey”. Los cadáveres de los mártires fueron sepultados en una fosa común en el mismo cementerio.
Finalizada la guerra, los Carmelitas Descalzos trasladaron sus restos, junto con los de otros carmelitas también fusilados – y que también han sido beatificados , depositándolos en el coro de la iglesia del Carmen en Tarragona, a excepción del Beato Buenaventura Toldrà, que por expreso deseo de su familia, fue sepultado en un nicho de los Hermanos Carmelitas, cerca de otro nicho que custodiaba los restos del Padre Francisco Palau Quer, fundador del Instituto.
Beato Buenaventura Toldrà Rodón
Posteriormente, fue trasladado al colegio de Vendrell donde estuvo hasta el año 1921, regresando a Tarragona donde continuó su labor de profesor. Fue hombre de confianza del Hermano Goatas – que era el decano de los Terciarios Carmelitas, un hombre leal y fiel al Instituto, como lo demuestra el hecho de que con sólo veintiocho años de edad, fue encargado de conservar el patrimonio del mismo.
Estaba en Tarragona cuando estalló la Guerra Civil y el día 21, junto con otros tres compañeros de su Congregación, se refugió en la casa que sus padres tenían en la calle de Nuestra Señora del Claustro. El día 25 se presentó un pelotón de la FAI buscando a un hermano suyo que era sacerdote, y al confesar los cuatro que ellos eran religiosos, fueron detenidos. Al despedirse de su madre, le dijo:
“Madre¨ † todo † esto † sea † por † amor † a † nuestro Señor † Si † ya † no † nos † vemos † aquí ¨ † nos † veremos † en † el † cielo”. Como el resto de sus compañeros, estuvo encarcelado cuatro meses en el barcoprisión Río Segre, siendo fusilado también el mismo día junto a las tapias del cementerio de Torredembarra.
Actualmente está sepultado en la iglesiasantuario Monte Carmelo junto al sarcófago que contiene los restos del Beato Francisco Palau, fundador del Instituto.
Beato Julio Alameda Camarero
El 21 de julio de 1936, junto con los demás miembros de su comunidad – menos el superior general Cosme Ocerín, que estaba muy enfermo – se refugió en la casa de los padres del Hermano Buenaventura, siendo apresados – como ya hemos relatado – el día 25 y encarcelados en el barco prisión Río Segre, del que saldría para ser fusilado. Durante su encarcelamiento, sentía especial consuelo y fortaleza en el rezo diario del santo rosario.
Cuando el comandante del barco bajó a la bodega del mismo buscando a los que tenían tonsura, aunque pudo librarse, dijo: “Soy † religioso † ante † Dios † y † ante † los † hombres”. Aunque esta confesión fue la confirmación de su sentencia de muerte, uno de los milicianos, que era amigo de los Carmelitas, consiguió que no los incluyeran en la lista de los que iban a ser fusilados. Al darse cuenta los cuatro religiosos que no estaban incluidos en esa lista, de común acuerdo dijeron:
“Nosotros † somos † carmelitas”, por lo que fueron incluidos en la fila de Fotografía del Beato Julio Alameda Camarero. sentenciados. Junto con sus hermanos de religión y otras veinte personas más, fue fusilado en las tapias del cementerio de Torredembarra. Actualmente está sepultado en el coro de la Iglesia del Carmen de Tarragona.
Beato Luís Domingo Oliva
Participó como delegado en el Capítulo General de Tarragona celebrado el 25 de septiembre del 1920, lo que quiere decir que su profesión religiosa la realizó antes de 1910, ya que las Constituciones del Instituto exigían un mínimo de profesión de diez años para poder ser miembro del Capítulo.
Siempre permaneció en el colegio de Tarragona a excepción de un breve período de tiempo que lo pasó en Vendrell. Destacó por sus eficientes métodos pedagógicos, por su austeridad de vida y por las buenas relaciones que mantenía con los frailes Carmelitas Descalzos.
Tenía cuarenta y cuatro años de edad cuando fue apresado junto con sus compañeros y encarcelado durante cuatro meses en el barco Río Segre, del que salió para ser fusilado el Ilustración del Beato Luís Domingo Oliva. día 11 de septiembre en las tapias del cementerio de Torredembarra. El 14 de noviembre de 1941, sus restos fueron trasladados a la iglesia de los Carmelitas Descalzos de Tarragona, donde permanecen.
En la actualidad, este Instituto Religioso al que pertenecieron estos cuatro beatos mártires no existe. El último Hermano Carmelita de la Enseñanza fue el hermano Francisco Navarro Bonilla, superviviente de la masacre de 1936. Aunque no fue asesinado, sí fue encarcelado y torturado, aunque gracias a la intercesión de sus padrinos de profesión religiosa, fue finalmente liberado. Sus graves heridas hicieron que estuviera ingresado en el Hospital de San Pablo y Santa Tecla hasta finales de 1939. Terminada la guerra y recuperada su salud, puso todo su empeño en reconstruir el Instituto, pero todo resultó inútil debido a “determinados † intereses † eclesiásticos”. En 1945, el hermano Francisco reclamaba los derechos de su Instituto ante el arzobispado tarraconense e incluso ante la Santa Sede, pero de nada le sirvió. Sólo consiguió el derecho a poder trasladar los restos mortales del Beato Francisco Palau – fundador del Instituto – desde el cementerio hasta la casa madre de las Carmelitas Misioneras Teresianas, fundadas también por el Padre Palau.
Con sesenta y dos años de edad y extenuado por tanta lucha, el hermano Francisco ingresó como Carmelita Descalzo, emitiendo sus votos perpetuos como tal, el 8 de febrero de 1954. Murió en Barcelona el 26 de enero de 1959.