“Yo me doy a tí, oh Iglesia Santa, en amor, obediencia, castidad y pobreza en fe y esperanza” MR 9,26
Las junioras que estamos participando del “Curso de Profundización en la Vocación” ya casi en su etapa casi conclusiva, queremos compartir con ustedes UNA de las muchas experiencias significativas vividas durante este tiempo y se trata de nuestra participación en algunos de los cursos dictados en el Centro Internacional de la Mística. Cursos que nos permitieron vivir una experiencia valiosa junto a muchos miembros de la familia carmelita.
Teniendo en cuenta la propuesta que CITeS nos presentó, estamos agradecida por la riqueza que cada profesor nos proporcionó durante las exposiciones. La profundidad con que compartían su sabiduría nos dejó ver que esta no brotaba solamente de los textos, la vida ha sido asumida e interiorizada y desde adentro compartían e impartían el saber junto con el conocer .Profesores que con su modo de estar nos alentaron e invitaron a seguir profundizando en este camino, que a la hora de hablar del amor a Dios y a los prójimos miremos primero cómo está siendo este amor, que no nos conformemos solo con ser consciente de lo que, a nivel personal vivimos, sino que seamos capaces de penetrar la realidad reconociendo lo que pasa a mi alrededor, mirar ampliamente implicándonos con el contexto sin perder de vista, tal como surgió del comentario del libro Noche, Dios está siempre, seamos sensible de su paso en la vida.
En cuanto a la experiencia de fraternidad con los estudiantes, ha sido un tiempo rico compartiendo desde lo cotidiano, ampliando la mirada y el corazón desde la diversidad cultural en sintonía con la identidad carmelitana. Vivencias de alegría, emoción, dolor, compasión, comunión no pasaron ajenas a ninguno de los que cada mañana nos reuníamos en el aula “San Juan de la Cruz”.
Si bien es cierto que terminamos una etapa, todo final es el inicio de algo nuevo, nos sentimos motivadas a seguir las resonancias que se desprenden de tan linda experiencia para que lo recibido gratuitamente se haga vida en nosotras, que la vivencia de sentirnos familia nos impulse a compartir con otros esta riqueza y acorde a la propuesta inicial del curso “San Juan de la Cruz” seamos consagradas viviendo un proceso integral que va de la mano con el autoconocimiento y el conocer a Dios lo cual para esto solo se requiere tal como lo dejó plasmado el Santo y en sintonía con lo expresado durante las clases: “Traiga un ordinario apetito ( de conocerle)…” nuestros místicos nos han dejado ese legado y han dado testimonio de tal unidad.
Tabitha Wanjiru, Wivine Bora, Rosemary Wambui, Mary Reine Ntabarusha y Paola Zapata
CARMELITAS MISIONERAS TERESIANAS