Hermana María José Gay, ha querido hacerse presente en nuestras comunidades y hogares a través de una carta circular con ocasión de la Navidad. Que sus palabras nos sirvan de preparación para tan maravillosa celebración.
“Y sucedió que, mientras estaban en Belén,
se cumplió el tiempo del alumbramiento.
Y María dio a luz a su primogénito;
lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón…”
(Lc 2,6…)
Querida Familia Palautiana, hermanas y laicos:
Inmersos ya, en el ambiente navideño que nos envuelve, me acerco a cada uno de vosotros y quiero hacerlo compartiendo con sencillez los sentimientos que la contemplación de la escena que nos presenta Lucas provoca en mí.
En el texto (Lc 2, 1-20) no se nos dice nada del sufrimiento de María, del dolor del parto, de lo que pudo suponer para ella no tener un lugar físico mejor que ofrecer a su hijo. Pero ¡qué ternura percibo en su gesto al envolver al niño en pañales y colocarlo con cuidado en el pesebre! Algo me dice que el buen y silencioso José observaba con complicidad a su esposa y se había encargado previamente de que el pesebre presentara las mejores condiciones. Mi corazón de mujer está seguro de que Jesús no echó de menos un lugar más lujoso, ni otro tipo de cuna, porque el cariño que le brindaban María y José eran la mayor riqueza. ¡Qué imagen de comunión, reflejo de la Trinidad, tan valiosa para nosotros, es la familia de Nazaret, modelo de relaciones, donde unos dan y otros acogen, cada uno desde la fidelidad y entrega total a lo que cada uno es!
Si continúo leyendo un poco el texto, me sorprendo al descubrir… ¡qué capacidad de percepción tienen los pastores! Hombres rudos, acostumbrados a “pasar la noche al raso”, capaces de escuchar en su corazón que algo importante está ocurriendo a su alrededor; de escuchar y de ponerse en camino “a toda prisa”, como María cuando se sintió urgida a visitar a Isabel; de escuchar y de referir -como ella- lo que el ángel había puesto en su corazón. Los que los escuchaban participan con ellos del asombro ante lo que está sucediendo. Anuncio que brota de la escucha en lo profundo de cada uno de nosotros, de lo que la realidad nos presenta en pequeñas señales “para que lo reconozcáis encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Me siento invitada, al contemplar la escena en su conjunto, a reconocer la imagen de Dios en la fragilidad y vulnerabilidad de cada niño, de cada persona. Me siento invitada a ponerme en camino hacia tantos hermanos “que no tienen sitio en el mesón”, en nuestras comunidades, en nuestros círculos de trabajo o de amigos, en nuestros pueblos. Me siento invitada y os invito a comprometernos en la restauración de la belleza de cada ser humano allí donde está velada.
Son tantas las necesidades. Urge que nos pongamos en camino. Todos nosotros somos cada día más conscientes de que nuestro carisma es un don del Espíritu a la Iglesia y por ello, también cada vez más, lo vivimos desde el agradecimiento de quienes lo acogen como regalo gratuito y se alegran de que, como todo lo que viene del Espíritu, no se queda reducido a nuestros pequeños esquemas. Es el mismo Espíritu el que sopla en hermanas y laicos. Gocemos juntos de esta realidad. Gocemos y aunemos nuestras fuerzas. Juntos, siendo cada uno lo que somos, realizaremos nuestro ser familia reflejo de la Trinidad.
Para poder vivir este ser familia somos conscientes de que necesitamos clarificar el concepto de misión compartida para discernir de un modo conjunto el papel específico de cada uno (Cf. Acuerdos Capitulares XV CG CMT, Línea de Acción “En Familia con los Laicos”, p. 22).
Con el deseo de poder realizar un proceso de reflexión y profundización sobre lo que supone este camino, desde el Gobierno general hemos elaborado un proyecto sobre misión compartida para poder llevar a cabo la línea de acción que el XV Capítulo General nos ha encomendado: “Generar espacios de diálogo y estudio entre hermanas y laicos para ir definiendo con claridad la misión compartida en clave palautiana” (Acuerdos Capitulares XV CG CMT, Línea de Acción “En Familia con los Laicos”, p. 22).
Este proyecto se inicia con una encuesta on line, abierta para todos los laicos y religiosas CMT. Está disponible en español, francés e inglés. Espero que podáis responderla y difundirla entre los laicos con quienes convivís y trabajáis para poder obtener el máximo de participación posible. Esto nos permitirá conocer la autopercepción y la apertura que existe hacia la misión compartida, así como también el grado de apropiación del carisma Palautiano.
Adjuntamos en esta publicación los Links para acceder a la encuesta (columna derecha), les pedimos muy encarecidamente responder hasta el 31 de Enero de 2020.
En este tiempo, en que tenemos como referente a la familia de Nazaret, familia que se configuró desde la apertura a la novedad del Espíritu más allá de toda expectativa humana, y a partir de la cual la historia de cada persona y de todos como hijos en el Hijo (Cf. Ef 1,5-6) cobró un nuevo sentido, os animo a seguir escribiendo la historia del Carmelo Palautiano, acogiendo en todo momento la novedad del Espíritu. Continuemos transitando con esperanza este camino que nos permite seguir expresando que somos familia que mira al mismo horizonte misionero: embellecer la Iglesia (Cf. Acuerdos Capitulares XV CG CMT, p. 20).
Sigamos contemplando la escena de Belén. Estoy segura de que irá llenando de alegría nuestros corazones y de alabanzas nuestros labios.
Os deseo a cada uno una Feliz Navidad
Roma 23 diciembre 2019
María José Gay Miguel
Animadora General
Carmelitas Misioneras Teresianas
Acceso a encuesta de percepción y apertura a la Misión Compartida