Desde años remotos la Iglesia desde sus inicios siempre ha buscado la forma de expresar su fe a Dios con diversas manifestaciones, que con el correr del tiempo ha sufrido transformaciones en sus formas pero sin perder el sentido de belleza misteriosa y profunda que esconde cada una de estos adornos para Dios.
Haciendo una mira retrospectiva en la historia de la Iglesia podemos constatar que la fe y el amor a Dios no se pueden callar y siempre busca la forma de exteriorizar sentimientos que con palabras no pueden ser expresados con total sentido, por lo que recurrían a la majestuosidad, el brillo, y la elegancia para manifestar la belleza y grandeza de un Dios todo poderoso y eterno.
Pensando en ello en la actualidad, ¿Cómo la Iglesia hoy, expresa su amor a Dios? y me viene a la mente que lo mas hermoso que actualmente expresa este amor, es la interculturalidad que la Vida Consagrada vive hoy, quizás por una cuestión de crisis y necesidad, pero en el fondo no deja de ser un valor valentísimo que el hombre y la mujer consagrada pueden ofrecer a Dios y a los prójimos ( Iglesia) para poder embellecerla como testimonio y signo en el mundo, un mundo necesitado de signos de humildad, entrega y comunión.
No es solo puro romanticismo hablar de la belleza de la Interculturalidad, sino a la vez es una tarea desafiante de apertura continua, conciencia plena y permanente de la variedad, la diferencia y misterio que encierra este desafío de vivir en la novedad alegre y agradecida de crear comunión en la comunidad de hermanos.
(Tarea: Nancy cmt).