Iba a ser un día ligero, de menos trabajo o reflexión… pero Dios nos tenía preparada una sorpresa.
Empezamos el día poniéndolo todo en las manos de Dios, en la Eucaristía y oración de la mañana. Luego tuvimos tiempo para reflexionar y compartir sobre los aportes dados por los varios equipos de cada Provincia.
En un segundo momento, reflexionamos y compartimos también lo que sugerían las comunidades de toda congregación como temas a tratar durante la Asamblea. Fue espacio de diálogo sobre la situación real de nuestra familia y sobre lo que consideramos importante a potenciar.
Cuando nos conectamos las cuatro sedes, tuvimos un rato de oración inspirada por el mensaje del Papa Francisco para el Día del Enfermo. La sorpresa fue que en ese momento nos acompañó también la hna. Marcela Macagno quien compartió con nosotras su experiencia de lucha contra la trata de personas.
Su compartir nos llevó al diálogo sobre nuestra implicación en esta causa como familia religiosa, tanto para dar la vida como para provocar peligro o incluso muerte de las personas involucradas.
Fue un diálogo difícil, para todas por lo que significó de conmovedor el testimonio de Marcela y la sinceridad para reconocernos parte que construye o que destruye.
Esperamos que con esta experiencia, podamos sanar una parte de nuestra cultura Congregacional, volviéndonos hacia lo único importante para una CMT: la misión que Dios nos encomienda en cada momento, nuestro compromiso con la Iglesia que más sufre.