… Sea como sea que se llame, el monte es un lugar sagrado de encuentro con Dios. Pero ese encuentro no sale barato. Abraham tiene que sacrificar a su hijo único. Juan, Santiago y Pedro tuvieron que dejarlo todo para seguir a Jesús dondequiera que fuese. Francisco Palau fracasó en todas sus empresas. Moisés perdió a su familia y a su pueblo, sus orígenes.

Hay que perder lo que uno más quiere en la vida, para encontrarse con Dios cara a cara. Tal vez hay otro camino, más fácil. Yo no lo conozco. Yo sé que para ir al monte de Dios hay que ir por el camino del anonadamiento, de dejar lo que uno más atesora en su corazón. Porque dos amores tan contrarios no caen en un corazón. Porque quien quiere guardar su vida, la perderá de todas formas. Pero si pasamos esta prueba, esta tentación de querer algo o alguien más que a Dios, no sólo lo encontramos a Él, sino que también nos convertimos en bendición para los demás.

Abraham fue la razón por la que son bendecidas todas las naciones, todos los que creen. Juan, Santiago y Pedro sostuvieron la fe de la Iglesia cuando Jesús resucitó. Moisés guió a todo el pueblo hacia la libertad. Francisco Palau fue un misionero incansable en restaurar la belleza de la Iglesia…

 

Quizás tú también quieres encontrarte con Dios.

Quizás hay gente que necesite que seas para ellos una bendición.

 

¿Qué tesoros llevas en tu corazón?

¿Qué estás dispuesto dejar?

 

La Iglesia espera tu sacrificio aquí y ahora.

No hay tiempo que perder. Hoy es el tiempo de gracia.

 

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-ASIA

 

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