LECTURAS DE LA MEMORIA DEL BEATO FRANCISCO PALAU
7 DE NOVIEMBRE
¡Qué gozo se experimenta en todo el ser cuando se obra en bien y para bien, cuando se ayuda a otro, cuando nos damos generosamente!
¡Qué privilegio anunciar la belleza y la hermosura de la vida, de las personas, de la amistad, de la familia, del amor, de la comunidad!
¡Qué sagrada y profunda la posibilidad de acercarnos a las heridas de los que sufren para regalar alivio, del que está cautivo y ser compañía, de los que tienen el corazón desgarrado para ser consuelo y fuerza, de los que están afligidos para ser ese hombro amigo que escucha, no juzga y contempla!
¡Qué privilegio ser cristiano!¡Qué privilegio ser palautiano! ¡Tremendo carisma que se nos da como doy y tarea, como regalo y responsabilidad!
Este domingo 7 de noviembre, celebramos la solemnidad de Francisco Palau, hombre entregado, valiente y apasionado que supo luchar con convicción por la obra de Dios y en favor de sus hijos e hijas y hermanos, por la Iglesia viva y nueva, herida y sanadora.
Por ello, quiero compartiros dos ideas, de las lecturas del Evangelio propuestas para esta solemnidad:
- Una fe que se expresa en signos, que se hace visible y que testimonia por sí sola. (Mc 16, 15-20). Una fe auténtica, como la de Palau, que, con su testimonio, pronuncie o no palabra, predica el Evangelio. Una fe que se vuelve obras, ya decía el “obras son amores y no buenas razones”.
- Una fe que PERMANECE (Jn 15,1-8). Que permanece siendo sarmiento vivo, único, capaz de endulzar y embellecer. Una fe que permanece, aunque la noche se avecine, aunque las dudas hagan flaquear y las situaciones apretujen por miedo. Una fe que permanece en paz, una paz inalterable que brota desde el corazón y con la certeza profunda de que la obra es de Dios, de que El es el viñador y nosotros, por su gracia los sarmientos.
¡Feliz solemnidad, feliz carisma que nos une y convoca como CMT y familia palautiana!
CARMELITA MISIONERA TERESIANA – EUROPA