Hemos terminado ya nuestra obra. Están ya en el círculo todas las flores del mes de mayo. Examinemos hoy nuestra obra y contemplémosla.

  • ¿He tenido algún descuido?
  • ¿He puesto todo mi empeño en llevar a cabo mis propósitos?
  • ¿Hay alguna virtud que ha quedado sin crecer por falta de dedicación y esmero?
  • ¿Falta alguna virtud específica que está pobre en mi vida?

Si la veis, si la encontráis, cogedla hoy y agregadla a uno de los treinta ramilletes que la completan. Celebremos hoy el complemento de nuestra obra.

NUESTRA CORONA ALREDEDOR DE MARÍA

Contemplamos hoy atentamente esta corona que acabamos de adornar; son todas nuestras virtudes simbolizadas en las flores. En ella no puede faltar ni una sola flor, siendo una de las más importantes, la atención a los pequeños detalles, al del amor hecho realidad en la comunidad y en la entrega incondicional a aquellos que más lo necesitan.

La corona que ciñe María en la gloria le fue dada como premio de todas sus virtudes. María las vivió en plenitud todas porque fue fiel a la Palabra de Dios, “Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”, y vivió en plenitud las Bienaventuranzas que deben marcar nuestro camino para poder descubrir la novedad de Jesús en nuestra vida y poder cantar: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador».

Con las palabras de la Exhortación Apostólica GAUDETE ET EXULTATE queremos “que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón …, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña”. (GE 176)

Intención para este día:

Como Jesús, como María, prestar atención a los pequeños detalles: el pequeño detalle de que se estaba acabando el vino, el de que faltaba una oveja; el de la ofrenda de la viuda, el del repuesto de aceite para las lámparas, el pequeño detalle de tener el fuego preparado y un pescado en la parrilla mientras esperaba a los discípulos… (Cf. Gaudete et Exsultate, 144).

Presentemos hoy no una flor sino la corona entera y completa, y al ofrecérsela le diremos:

Reina de los cielos: te he dado lo más bello y perfumado de mi jardín; te he dado cuanto tenía de mejor, y os lo doy de nuevo. Estas flores simbolizan las virtudes que deseo vivir. Protéjalas, riégalas, cultívalas y perfecciónalas.

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