Jesús le preguntó: “¿Qué está escrito en la ley? Qué estás leyendo? Amarás… a tu Dios… ya tu prójimo. Este Evangelio dominical comienza con una serie de preguntas para guiar nuestro camino de fe como cristianos y humanos.

Las respuestas a estas preguntas forman una catequesis sistemática que nos lleva a la idea de acercarnos a los necesitados. Para esto no estamos solos. Dios en su gran amor viene en nuestra ayuda. Utiliza métodos que nos desconciertan y elige a quién quiere que lo haga.

En este evangelio, es un extranjero, que ha puesto en práctica la misericordia y la bondad hacia el herido encontrado en el camino. Detrás de este hombre herido se esconde Cristo que nos salva suscitando en nosotros la compasión. Cristo es la imagen del Dios invisible, cayó en agonía, clavado en el madero como un maldito. Locura para los judíos, escándalo para los paganos, pero sabiduría para los que aman a Dios. Jesús verdaderamente se hizo el más pobre de toda la humanidad. Lo contemplamos cansado al borde del pozo de la Samaritana, pidiéndola de beber a esta mujer. Este «tengo sed» reaparecerá cuando esté medio muerto en la cruz.

El texto describe toda la emoción y los gestos del samaritano: se conmueve…, alivia…, lo sube a su montura…, lo transporta a la posada…, paga el excedente… ¡Esto es acercarse! Para servir Esto es amar verdaderamente, detenerse ante el sufrimiento encontrando las palabras y los gestos que salvan. Podemos imaginar la alegría de este hombre herido cuando el extranjero se acerca a él, lo ve en su angustia. Se siente embargado por el amor, la compasión y la ternura por él. El hombre cobró la salud. Dios está misteriosamente presente, en esta estar de pie donde el peregrino lo sostiene. Es siempre el primer paso el que compromete todo un camino de caridad. “Ve, y tú también haz lo mismo”, dijo Jesús.

El Padre Palau nos recuerda que nunca estamos solos en los actos de servicios a los necesitados:

“Aunque seamos muy malos, pero todos tenemos algo de bueno y de esta bella cualidad se sirve Dios para el bien obrar y hacer buen uso del lote que nos ha dado, por este poco de bien que encuentra se apiada de nosotros y nos salva.” Cta 23,1

Que la Virgen María, Reina del Carmen, nos acompañe en este camino de hacer el bien, ahora que estamos rezando su novena, pidamos que ella interceda por nosotros.

 

CARMELITA MISIONERA TERESIANA – ÁFRICA

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