La Animadora General, Hna. María Teresa García, proclama el Pregón de las Fiestas Patronales 2025 en Torrevieja

Hace unos meses, la Real Asociación “Hijos de la Inmaculada” de Torrevieja invitó a la Hna. María Teresa García Rodríguez a proclamar el Pregón de las Fiestas Patronales 2025. Con el deseo de seguir impulsando la devoción a la Purísima, Patrona de la ciudad, fue su presidente, D. Antonio Aniorte Guerrero, quien comunicó personalmente la propuesta a nuestra Animadora General. La noticia, recibida con sorpresa, fue aceptada por la Hna. María Teresa con profunda emoción y gratitud.

El pasado domingo 16 de noviembre de 2025, el Templo Arciprestal de la Inmaculada acogió el solemne acto, para el cual la hermana viajó desde Roma.

En su pregón, la Hna. María Teresa dirigió unas palabras cálidas a todos los presentes, trazando un recorrido histórico y personal por su vida y vocación, siempre iluminadas por la presencia de la Inmaculada Concepción. Subrayó cómo la contemplación de María ha marcado decisivamente su itinerario espiritual, destacando la riqueza de la espiritualidad palautiana que la presenta como custodia de la vida, cercana a quienes sufren y espejo fiel del amor de Dios.

Invitó a los fieles a mirar a María y escuchar con el corazón, atentos a las necesidades del prójimo, convirtiendo esa escucha en obras concretas de amor. Llamó también a asemejarse a la Virgen, siendo —como ella— peregrinos de la esperanza, siempre dispuestos a caminar y acompañar.

Una parte muy significativa de su intervención estuvo dedicada a su larga estancia en Torrevieja, ciudad donde vivió once años. Recordó con emoción la labor de las hermanas en el Santo Hospital y la fundación del Colegio La Purísima. También evocó con gratitud los gestos de reconocimiento del pueblo torrevejense, que quiso perpetuar la huella carismática de la Congregación dando nombre al espacio público: la Plaza Padre Francisco Palau y la travesía Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, cercana a la residencia y al colegio. La Hna. María Teresa señaló con alegría que en 2026 la Congregación celebrará 125 años de presencia en esta localidad.

Concluido el pregón, la Animadora General firmó en el Libro de Honor de la parroquia.

El acto contó con la presencia del alcalde, D. Eduardo Dolón, junto a autoridades eclesiásticas y municipales, así como hermanas de comunidades cercanas de nuestra Congregación. La celebración finalizó con la emotiva actuación del Coro Infantil del Colegio “La Purísima” – Carmelitas Torrevieja.

fotos: Eduardo Dolan (Facebook)

PREGÓN FIESTAS PATRONALES 2025

PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE TORREVIEJA 2025 EN HONOR A LA PURÍSIMA, A CARGO DE LA HNA. MARÍA TERESA GARCÍA, CMT

Publicada por Parroquia Inmaculada Concepción Torrevieja en Domingo, 16 de noviembre de 2025

Pero, ¿quién es María, para mí, una carmelita misionera teresiana?

Permitidme que primero os diga quien fue María para nuestro fundador Francisco Palau.

La devoción mariana para Francisco Palau, está íntimamente ligada al amor a la Iglesia, entendida esta como la humanidad unida a Dios.

Hasta 1864, para el Padre Palau, el amor que tenía hacia María, era meramente devocional como tantos de nosotros hemos vivido en nuestras familias. Pero después de esa fecha, su amor se convirtió en misión, envío, servicio a la Iglesia, porque María se le reveló espejo, figura, tipo acabado en el contemplar a otra Virgen y Madre que es la Iglesia de Dios (MR. 21, pág.883).

Comprendo que esta nueva visión os puede resultar novedosa pero trataré de explicarla un poquito para que podamos acercarnos a esta experiencia que marca una peculiaridad muy importante en nuestra espiritualidad.

María, dice el p. Palau, me representaba la Iglesia en cuanto virgen, madre y esposa. En ella la Iglesia era persona viva, sensible y acabada” (MR, VI, 7). María nos ayuda a comprender que la Iglesia es una realidad viva: madre, que engendra, que acoge; esposa que ama y virgen que se entrega a Dios con corazón indiviso.

María nos recuerda que la identidad más profunda de la Iglesia no es el pecado, sino la santidad a la que está llamada a dar. Nos enseña a mirar más allá de las sombras y descubrir la luz que habita en la Iglesia. Nos recuerda que tú y yo, y cada persona, como parte viva de la Iglesia, tiene una identidad de santidad, de bien, de bondad, de AMOR en definitiva, como Ella, como María, porque somos imagen de Dios que es todo bien.

La víspera de la Inmaculada, el P. Palau escribe en su libro de Mis Relaciones (su diario personal), un diálogo hermoso que tiene con María, traigo algunos momentos de esa conversación, que creo nos puede ayudar a acercarnos más a María, a quien queremos festejar y honrar. (es verdad que hay que entender el lenguaje de la época):

Palau: “Yo te felicito en unión con toda la Iglesia militante (hoy lo entenderíamos como todos los creyentes que caminamos en la fe y somos testigos del Evangelio en medio de la sociedad). oh María, Madre de Dios, por haberte el Señor formado tan bella, tan pura, tan perfecta cual convenía a la que había sido destinada para ser para el hombre mísero viador (personas que nos reconocemos frágiles, limitadas, pero siempre en camino), un tipo acabado y una figura donde viera, la Iglesia Santa” (no quiere decir ausencia de pecado, sino que Dios habita en ella y la llama constantemente a vivir en el amor, el perdón y el servicio).

María: Yo te seguiré mientras vivas doquiera que vayas.

María: Mírame bien y en mí y por mí conocerás a tu Amada. No soy yo, la belleza que buscas, pero la verás en mi porque soy el espejo claro y puro donde está representada; mírame, y por mí y en mí verás a tu Amada. No mires el espejo que soy yo; mira, sí, en mí la imagen de la Iglesia, tu Amada, grabada por el dedo del mismo Dios.

Palau: Y yo miré esa imagen y vi entonces en María a mi Amada: vi la Iglesia Santa: Dios y los prójimos (Dios y la Humanidad). Hermosa invitación para cada uno de lo que estamos aquí, que al mirar a María, a la Purísima, podamos ver al mismo Dios y a cada hermano, hermana que refleja esa misma belleza.

¿Quién es MARÍA, qué significa, para mí, carmelita misionera teresiana?

Por la herencia recibida de mis padres, siempre he tenido esa mirada devocional, de ver a María como nuestra Madre, que nos quiere, la mujer buena, siempre disponible, abierta a la voluntad de Dios, que nos protege, una mujer sencilla.

En la casa de mis padres siempre recuerdo que presidía en la entrada la Virgen del Carmen para acoger y ser bienvenido todo el que llamase a la puerta. Desde muy joven cayó en mis manos una estampita que tenía una frase, que no sé ni si tiene autor, pero me removió en ese momento, que la grabé en el corazón y desde entonces siempre que miro a María resuena en mi interior “María tu mirada serena y limpia me anima a seguir luchando”.

Cuando me encontré con Francisco Palau, la mirada hacia María se enriqueció, era una mirada más contemplativa, más profunda. El Padre me ayudó a ver en María a cada uno de vosotros.

María me recuerda que mi vida tiene sentido en comunión con todos, porque todos nosotros somos Iglesia.Mirar a María me impulsa a comprometerme con la vida; somos custodias de la vida.

Siento que mi misión es anunciar con mi vida la belleza de la Iglesia y contribuir a restaurarla allí donde está deteriorada, y eso a ejemplo de María y bajo su mirada y compañía. Eso significa vivir atenta a lo que la sociedad nos demanda y estar siempre pronta para dar respuesta, con esperanza, fe y amor, como hicimos a los inicios de nuestra fundación en Torrevieja y lo seguimos haciendo en los diferentes momentos que requieren una actualización carismática.

Y seguramente os preguntaréis que es eso de anunciar, restaurar… Anunciar la belleza de la Iglesia es reconocer lo bueno y lo santo que hay en medio de las fragilidades humanas.

La Iglesia no es perfecta, pero tiene una verdad y una hermosura que se manifiestan en el amor gratuito, en la entrega, en la solidaridad, en la fe de la gente sencilla.

La belleza de la Iglesia se anuncia cuando vivimos de manera que otros puedan descubrir que son imagen viva de la Iglesia y que son miembro de su Cuerpo. Es hacer visible lo bello que Dios siembra en su Iglesia —la comunión, la fe, la entrega— para que otros también se sientan atraídos y encuentren en ella vida, sentido y esperanza. ¿No es todo esto lo que vemos en María, no fue Ella la primera que encarnó esas actitudes, precisamente porque fue Purísima, sin mancha ni arruga?

Restaurar la belleza de la Iglesia allí donde está deteriorada. María me invita y nos invita a acercarnos a las heridas del mundo, allí donde hay injusticia, pobreza, soledad, violencia o exclusión, la belleza de la Iglesia se ve velada. Restaurarla es estar presente, acompañar y trabajar por la dignidad de cada persona. Restaurar no es tapar grietas, sino entrar en ellas con amor y compromiso.Algo tan sencillo como un gesto de escucha, de servicio o de cercanía también reconstruye la Iglesia y la hace brillar.

Restaurar es amar a Dios en los hermanos, sobre todo en los más olvidados.

María no es ajena al dolor del mundo: estuvo junto a la cruz, solidaria con el sufrimiento de su Hijo y de la humanidad.

Desde la mirada del P. Palau, restaurar la belleza de la Iglesia es ponernos, como María, al pie de tantas cruces de hoy: la injusticia, la trata de personas, la soledad, la pobreza, la violencia. Es dejar que el amor de Dios, que en Ella resplandece de manera inigualable, por eso es Purísima, pase también a través de nosotros para sanar lo que está roto.

Mirar a María es estar a la escucha y responder: Ella me enseña a estar atenta, a escuchar con el corazón abierto. En las bodas de Caná, Ella estaba disponible, pendiente de las necesidades de los demás, y actúa con prontitud y generosidad. Estar a la escucha es leer la realidad con compasión; es convertir esa escucha en acciones concretas de amor y servicio.

Cuánto nos alegra que nos digan que nos parecemos a nuestros padres, o que vuestros hijos se parecen a vosotros, ¿no podemos hacer lo mismo con María, Madre nuestra? Que nuestro mejor regalo sea parecernos a Ella, a la Madre y que Ella imprima en nosotros su esencia.