El canto “Virgen santa, Madre mía…”, himno de la Virgen del Pilar, nos despertó muy muy temprano.
Hoy el grupo de Bodas de Oro hemos salido en un microbús en peregrinación a Assís, llevando de guía cualificado al P. Silvano Giordano, ocd.
A la hora prevista, hemos llegado a Assis, siendo nuestra primera visita al santuario de Rivotorto, cuna de la Orden y lugar muy importante para la Orden Franciscana. El templo guarda con esmero el “tugurio” donde vivió Francisco con los primeros seguidores. Sus principales ocupaciones fueron cuidar de los leprosos, ayudar a los campesinos más pobres y la predicación en las parroquias.
De allí nos hemos dirigido a Santa María de los Ángeles en cuyo interior se encuentra la Porciúncula, lugar donde se trasladó Francisco y sus discípulos desde Rivotorto. El lugar es precioso y sorprende el gran número de fieles que se acercan al sacramento de la penitencia. Hemos visitado el “patio de las rosas” con la figura de San Francisco y el lobo, el Belén monumental construido en este lugar, y otros espacios.
Terminada esta visita nos hemos dirigido a la iglesia de San Damián, donde Cristo crucificado invitó a Francisco a reparar la “iglesia que amenazaba ruina”. Hemos recorrido los espacios de la misma con un momento de oración especial en el lugar en que murió santa Clara. Aquí compuso San Francisco el Cántico del hermano sol. El lugar es la cuna de la Orden de las Clarisas, las que más tarde fueron trasladadas a la Basílica de santa Clara.
Por la tarde hemos visitado la Basílica de Santa Clara donde actualmente está su cuerpo y el Crucifijo con el Cristo original que habló a San Francisco. Siguiendo el itinerario nos desplazamos a la Basílica de San Francisco donde se venera la tumba del Santo, lugar de gran silencio y recogimiento. Aquí también, en la cripta, se encuentran algunos de sus primeros discípulos o compañeros.
Queremos resaltar también el gran valor artístico que se encuentra en la parta alta de la Basílica: frescos de Giotto y de Cimabue.
Después de esta experiencia gozosa de los lugares franciscanos, regresamos a Roma donde hemos celebrado la Eucaristía.
Damos gracias a Dios y a quienes han organizado esta peregrinación, así como las explicaciones del P. Silvano.