«Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan» (Mt 5, 44).
¿Cómo puede ser esto? ¡Amar a los enemigos! … El Evangelio de hoy nos invita a una especie de revolución cristiana, que nos propone no solamente «soportar» el mal, sino a pagar el mal con el bien.
Miremos el mundo en que vivimos: nación contra nación, comunidades divididas y familias extrañas entre sí. En lugar de convertirnos en verdaderos vecinos unos de otros, o tratar a cada uno como hermanos y hermanas, nos convertimos en «enemigos», elegimos vengarnos o ser indiferentes antes que mostrar tolerancia, aceptación y compasión.
¡Odiar más que amar!… Jesús nos propone una nueva forma de reaccionar, distinta a la común de ese tiempo, el «ojo por ojo y diente por diente»; actuar de manera no equivalente al daño que nos causaron, romper muros y construir puentes. Para crear un «mundo más humano» tejiendo nuevas relaciones. Capaz de ir más allá y permitirse ser imagen y semejanza de Dios, que es Amor, en un mundo de desunión, discriminación y violencia.
Mientras escuchemos Su Palabra y recibamos Su Cuerpo y Sangre en la celebración eucarística de hoy, permitamos que Su gracia penetre en nuestro ser, para poder amar hasta el extremo desde un corazón dispuesto amar a nuestros enemigos y orar por aquellos quienes nos persiguen…
CARMELITA MISIONERA TERESIANA – ASIA
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