Una nueva semana de Cuaresma, una nueva oportunidad de dejar que Dios transforme nuestro corazón, lo ablande, lo haga más humano, más abierto, más hermano, más testigo.
Un corazón, a ejemplo de San José, obediente, dispuesto, entregado, tierno. Un corazón que sepa velar en nombre de la ternura, en nombre del Dios de la vida.
Podemos orar juntos, pidiendo al Señor un corazón como el de José: confiado, entregado, sencillo…
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