LAUDES
Nos disponemos en esta mañana a alabar al Señor de todo corazón. Como comunidad, imagen de la Iglesia, prestamos nuestra voz a cada persona y nos unimos en oración con toda la creación.
V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: Arriba nuestros ramos
Era un domingo allá en Jerusalén cuando en un burrito Jesús entra a padecer Todo el pueblo humilde lo salió a recibir y con entusiasmo comenzaron a decir.
/ARRIBA NUESTROS RAMOS CANTANDO AL SEÑOR (2) BENDITO ES EL QUE VIENE JESÚS NUESTRA ESPERANZA JESÚS LIBERADOR
Pero el mejor canto que Jesús quiso escuchar fue el canto puro de los niños del lugar Ellos saludaban a Jesús liberador Cristo el esperado de los pobres del Señor.
Hoy también nosotros te queremos recibir y por tu camino serte fieles hasta el fin Cristo nos conduces hacia el reino de la luz marcas nuestra huella con la sangre de la cruz. Llegan ya los días de la Pascua del señor Cristo con su muerte nos da vida y salvación Juntos revivamos el misterio de la cruz y compartiremos el triunfo de Jesús.
Ant. 1. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Nos unimos en la acción de gracias al Justo y en Él a todos los sufrientes de la historia, a todos los que sólo pueden poner su esperanza en el Señor porque no tienen otros apoyos, a todos los que confían plenamente en Él. A todos los que sufren las consecuencias de llevar adelante “la obra de Dios”. Ante ellos ordenemos una procesión con palmas.
Salmo 117
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor, y me escuchó poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación,
Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
los bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Ant. 1. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. (Za 9,9)
BENDICIÓN DE PALMAS Y PROCESIÓN
Se puede comenzar en la capilla o en un espacio diferente.
Hoy Domingo de Ramos conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de un borrico y siendo recibido por el pueblo con palmas y vítores. La Biblia relata cómo Jesús llegó acompañado de sus discípulos y la gente le alababa diciendo: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
Con la rama de olivo el pueblo lo reconocía como un hombre de paz, la paz que brota de la justicia, al que respetar y venerar; la palma era para el pueblo judío un símbolo de riqueza y fecundidad, marcando el doble simbolismo de Jesús como rey y “pescador de hombres” (MT 4: 18-20).
Con las palmas Jesús es reconocido como rey sobre los hombres y como guía en el corazón de los cristianos.
Acompañar a Jesús en la procesión, implica ir también con Él a la pasión, en su entrega plena a la voluntad del Padre. Todo cristiano y cristiana, si quiere serlo de verdad, ha de recorrer este camino de su Maestro.
“Esta es nuestra vida: creer y ponerse en camino, como hizo Abraham, que confió en el Señor y caminó incluso en momentos difíciles. La vida cristiana es esto: caminar hacia las promesas, la vida cristiana es esperanza. Hay muchos que no caminan. Está la tentación de detenerse, de considerarse un buen cristiano sólo porque se forma parte de movimientos eclesiales –¡o de congregaciones religiosas! – y se sienten en ellos como en la propia casa espiritual, casi cansados de caminar. Si, creen que existe el cielo, pero no lo buscan. Y esto es un problema: los inmóviles. Mientras caminamos en procesión pidamos a Jesús la gracia de retomar el camino, de ponernos en camino hacia las promesas. (Cf. Papa Francisco 31-3-2014)
Escribe en un papel cuál es la incoherencia que reconoces y que necesitas cambiar (entre el bendito seas y el crucifícalo, entre el caminar o el haberte detenido…).
Átalo a la rama de olivo o de palma como signo de ofrenda y de necesidad de conversión.
Vamos ahora al lugar donde realizaremos la bendición de los ramos y se iniciará la procesión.
BENDICIÓN de los RAMOS: En el inicio de esta Semana Santa, en la que vamos a ir contemplando los misterios centrales de nuestra fe cristiana, acudimos a Ti, Dios y Padre nuestro, para que envíes tu bendición sobre nuestras personas, de modo que permanezcamos siempre unidos y unidas a Jesús, el Señor, y lo manifestemos -de forma concreta- estando cerca de todas las personas que necesitan de nuestro compromiso cristiano. Bendice ╬ también estos Ramos, con los que expresamos el inicio de las celebraciones de estos días y nuestro deseo sincero de seguirte. Por Jesucristo nuestro Señor.
LECTURA antes de la procesión: Jesús entra en Jerusalén en un ambiente de triunfo y aclamación popular. También nosotros lo proclamamos ahora como nuestro Rey glorioso, pero su auténtico reinado es el del Siervo de Dios y del pueblo, que murió para traernos vida.
Así nos dice Francisco Palau:
“…en el primero el alma miraba a Dios como esposa a Esposo, como amante a un objeto bello e infinitamente amable y amante, en el otro le mira como cabeza de un cuerpo moral. Mírale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado y crucificado, indigente, perseguido, despreciado y burlado. Y bajo esta consideración, ofrécete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estén en tu mano.” (C 42)
Si es así honremos a Jesús como Señor nuestro y sigamos cantándole nuestra alabanza, mientras caminamos tras él.
CANTO: Alabaré, alabaré…
Evangelio según San Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
—Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
«Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila.»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.
Y la gente que iba delante y detrás gritaba:
—¡Viva el Hijo de David!
—¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
—¡Viva el Altísimo!
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
—¿Quién es éste?
La gente que venía con él decía:
—Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea.
Después de escuchar el canto hacemos unos momentos de silencio para reflexionar cuál es realmente el REY, el Dios en el que nosotros/as creemos.
OREMOS: Dios y Padre nuestro, queremos pedirte que nos concedas la fuerza para saber acompañar a Jesús con una vida de entrega y compromiso en favor de los hermanos y hermanas que sufren y necesitan que alguien les ayude a llevar la cruz. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Continuamos con la celebración de la Palabra
La lectura de Isaías nos describe cómo el mismo profeta escucha y medita cada día esa Palabra para transmitirla como mensajero al pueblo. Así presenta la figura del Siervo de Yahvé, quien tiene la misión de ser aliento para los abatidos y abatidas, y es que Dios mismo está en el sufrimiento del Siervo y ese sufrimiento se convertirá en redentor.
ISAÍAS 50, 4-7
“Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos ni salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.”
El texto de Filipenses nos proporciona las claves para una interpretación fundamental de la pasión de Jesús: es la consecuencia última de su verdadera condición humana. Humano como nosotros, sometido por tanto a la persecución del mal y llamado a dar su vida como entrega definitiva; y la de hombre lleno del Espíritu, al que ese Espíritu lleva a arrostrar su pasión y muerte con plenitud de entrega y de sentido. La historia no es que un ser divino se despoja de su divinidad y se hace parecido a los hombres. Es que un hombre está lleno del Espíritu de Dios.
FILIPENSES 2, 6-11
“Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.”
Lectura de la pasión: Marcos 14, 1 – 15, 47
OFRENDA
Expresamos nuestro caminar como familia – comunidad en este tiempo:
OFRENDA DEL FINAL DE LA VIDA – La hace una de las personas mayores de la comunidad o de la familia.
Mira, Señor, aquí estoy, con la vida ya a las espaldas. Tú has sido generoso al regalarme/nos tantos días. Yo quiero hoy ofrecerte no sólo la vida sino también la muerte. Quiero hoy que la unas a la muerte de tu Hijo Jesucristo, pues solo así tendrá sentido, y nos abre a la esperanza de poder participar de su resurrección.
OFRENDA DE LA MARGINACIÓN – La hace uno/una de los/las jóvenes de la comunidad o de la familia, aunque, con toda seguridad, no sea víctima de alguno de esos muchos problemas.
Señor, te traigo los golpes de dolor que sufren hoy tantos/as jóvenes, compañeros/as míos/as, aunque sólo sean por la edad. Ahí están: el paro y la falta de ilusión ante el oscuro futuro, la droga, el sida, los grupos y tribus marginales, el apego al alcohol y tantas lacras. De un modo muy especial queremos poner ante ti a todos los jóvenes y niños víctimas de la trata. En nombre de todos y de todas, te pido que unas nuestros sufrimientos a los de tu Hijo Jesucristo y que nos des un corazón comprometido en su liberación.
OFRENDA DE LOS ENFERMOS – La hace uno/una persona de la familia o comunidad en nombre de todos los que padecen alguna enfermedad.
Señor, te traigo a tantas personas que sufren por alguna enfermedad, nos acordamos de todos los que están sufriendo a causa de COVID 19, también por los familiares que viven con dolor el no poder acompañar a sus seres queridos en estos días. También el esfuerzo y la compasión de todos los que los acompañan y consuelan en su dolor. Acoge y une sus sufrimientos a los de Jesús.
OFRENDA DEL TERCER MUNDO – La hace otro miembro de la familia o comunidad.
A mí me corresponde, Señor, traerte otro de los sufrimientos que rompe tu corazón de Padre, pues implica a una buena parte de la humanidad. Te ofrezco el hambre, la miseria y el subdesarrollo del Tercer Mundo. También te traigo las semillas de la esperanza de tantas y tantas personas del Primer Mundo, que son sensibles con los problemas de los/las más pobres del mundo. Que crezcan los y las que se comprometen en el cambio de la sociedad y del mundo.
OFRENDA DE MI FAMILIA O COMUNIDAD
Yo te presento Señor, nuestra familia – comunidad, con todo lo que en ella hay de fraterno y también con nuestros límites, nuestros egoísmos que no nos permiten ver más allá de nuestro propio dolor, nuestras faltas de gratuidad que nos hacen vivir como si todo se nos debiera…y también con todos los gestos de entrega generosa, y de colaboración. Acógelo todo y tócanos el corazón para hacerlo similar al de Jesús.
ORACIÓN FINAL
Uníos todos y todas a mi acción de gracias,
no acalléis vuestras voces,
ni templéis vuestros calificativos,
por el Señor, Jesucristo,
el mismo Hijo primogénito de Dios,
la Palabra eterna,
que se hizo como uno de nosotros
y obedeció la voluntad del Padre,
sin ofrecer alguna resistencia.
R/. CRISTO, POR NOSOTROS, SE SOMETIÓ A LA MUERTE EN LA CRUZ.
Toda su vida, desde sus inicios,
fue una preparación para su hora,
el momento definitivo de jugarse la vida
entre pedirle a Dios que hiciera pasar su cáliz
o entregarse al cumplimiento de su voluntad.
Y vencida la sombra de la tentación,
nada le frenó para subir, primero, a Jerusalén
y, después, afrontar su pasión y muerte,
hasta el mismo momento de poner su espíritu
en manos del propio Dios.
R/. CRISTO, POR NOSOTROS…
Criado en la cercanía del corazón del Padre,
conocía, desde siempre, su plan de salvación,
la locura del amor,
que no le permitía dejar por el camino
a ninguna de las criaturas
que Él soñó, desde el principio,
como el espejo de su ser en este mundo.
Y ésa fue la fortaleza
que le mantuvo en los duros momentos de la desolación,
cuando a solas consigo mismo,
sintiéndose abandonado del mismo Dios,
hubo de sufrir en su propia carne
las huellas y las marcas del desamor.
R/. CRISTO, POR NOSOTROS…
en un interminable abrazo,
nos regaló a su madre,
como madre de todos y de todas,
recordándonos nuestra comprometida fraternidad.
Desde entonces, somos cainitas,
cuando cerramos a alguien nuestro corazón
o apretamos nuestros puños
y no abrimos las manos
y formamos el corro del amor.
R/. CRISTO, POR NOSOTROS…
Que nuestra alabanza y acción de gracias
se vuelvan también lucha responsable
para que, nunca más,
ninguno de los hombres y de las mujeres
sufran sin sentido bajo el imperio de la injusticia,
ni nuestras manos se manchen de sangre,
ni hagamos de nuestro bienestar
el subdesarrollo de los otros.
Porque no dejaste morir para siempre
a tu Hijo clavado en la cruz,
tenemos derecho a soñar otro mundo
y obligación para que sea una realidad.
R/. CRISTO, POR NOSOTROS…
Hemos sido fortalecidos/as con la Palabra y con la Eucaristía. Ojalá estemos dispuestos/as a subir a Jerusalén, y hacer presente el acontecimiento y el mensaje de Jesús en medio de nuestro mundo. Que en estos días sagrados sepamos acompañar a este Señor y Maestro y, así aprendamos a estar también más cerca de los hermanos y hermanas que sufren la angustia, la soledad, la incomprensión, las injusticias. ¡Profunda y “cristiana” Semana Santa!
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