“Con la cruz no se puede negociar, o se abraza o se rechaza”

 (Papa Francisco 14-4-2019)

 

Jesús entra en Jerusalén y hemos decidido acompañarle en su camino.

Él es muy consciente de que su modo de vivir, de comprometerse con las personas, especialmente con los que no cuentan, con los invisibles, con los sin voz, sin vivienda, sin futuro, sin libertad, sin salud…va a tener consecuencias y consecuencias dramáticas porque hay quienes no quieren o no queremos -incluso por muy religiosos que seamos -, aceptar esto. Él sabe a dónde va.

Atrevámonos a entrar en lo más profundo de nosotros mismos y descubramos hasta dónde realmente estamos comprometidos, o dispuestos a comprometernos, por su causa.

Y es que acompañar a Jesús en su camino supone implicarse, asumir su ritmo, sus modos y sus formas, en una palabra: su modo de estar en la vida. Y asumir, claro, las consecuencias, los riesgos, las dificultades.

¿Y tú?

¿Realmente quieres acompañar a Jesús implicándote a fondo en la construcción del Reino, en la edificación de la Iglesia, o simplemente vas a participar como quien mira desde fuera –e incluso a lo mejor dice que contempla- y hasta suelta unas lágrimas, como en el cine-, pero no se implica ni arriesga nada en su vida?

Una vez más se trata de tu OPCIÓN:

SER PARTE O MIRAR DESDE FUERA.

Conscientes de lo que implica:

“El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no soy humillado, por eso ofrecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado”. (Is 50,4-7)

“Cuantos me ven, se ríen de mí;
lanzan insultos, meneando la cabeza:
«Este confía en el Señor,
¡pues que el Señor lo ponga a salvo!
Ya que en él se deleita,
¡que sea él quien lo libre!»….

Él no desprecia ni tiene en poco
el sufrimiento del pobre;
no esconde de él su rostro,
sino que lo escucha cuando a él clama”.

(Salmo 21)

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en el cielo,

en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. (Fil 2, 6-11)

Date un tiempo de silencio para interiorizar:

¿Qué dicen los textos?

Reléelos despacio y deja que su mensaje cale en tu corazón.

Trata de conectar con los sentimientos de Isaías y del salmista.

¿Qué te dicen los textos para este momento de tu vida?

¿Tienen algo que ver con tu vida?

¿Cuestionan algún aspecto de la misma?

¿Te identificas en algo?

¿Realmente quieres ser parte?

 

Domingo de Ramos

 Por las calles empedradas de la capital Jerusalén

desfilaba en días de victoria el poder armado, el fracaso del amor.

Se prolongaba la mano en el filo de la espada,

endurecían los rostros cascos metálicos,

el orgullo flameaba en los penachos, y como cola de su manto

 lo seguía un cortejo de vencidos esclavos sangrando por las piedras.

Pero hoy, un galileo pobre pasea el triunfo del amor en el burro de un amigo.

Todo el amor contenido en la estrechez de su cuerpo y de su espacio breve,

brilla infinito en su mirada y enciende esperanza en los rostros que contempla.

Las aclamaciones del pueblo, sin amo y sin consigna,

salen libres de los pechos acostumbrados a encerrarse, y vuelan entre los ramos,

fiesta en la danza de palmas y de olivos.

Las piedras sin sosiego de los altos edificios acogen ahora el júbilo y gritan

como profetas sus viejas historias de injusticias y saqueos.

¡En la noche herida de la historia que jadea

con brillo puro de lucero el amor canta su dicha!

(Benjamín González Buelta, sj)

VERSIÓN DESCARGABLE: Domingo Ramos2020

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-EUROPA