Preparen el camino al Señor, allanen sus senderos.

Segundo domingo de adviento, segunda semana de oportunidad para ir haciendo espacio en el corazón, en la propia vida a la llegada del amor y del amar a nuestra historia. Jesús, Dios Amor, en Belén se hará amar… amor hecho acción, amor hecho gesto concreto que se hace escuela donde aprender a amar, a su estilo, a su modo.

Pero, hay que hacer espacio, hay que preparar “el más profundo centro”, ese lugar hondo muy dentro de nosotros donde se dan las transformaciones que nos hacen más humanos, más hermanos, más cristianos.

Preparen el camino es lo mismo que decir revisemos nuestras actitudes, palabras, opciones, valores, modo en que estamos viviendo esta vida que se nos ha regalado. ¿Es el amar, el amor hecho acción, la fuerza que mueve mi vida?

Preparen el camino del Señor es también mirar al otro, sus necesidades, su momento, su historia y ayudar a despejar para ellos la senda de todo aquello que no sea amoroso, vivificante, dignificante… es vivir este adviento conscientes que somos familia con la humanidad, con todos y cada uno de los hermanos y hermanas con quienes vamos haciendo camino…

Preparen el camino del Señor es alzar la voz como Juan el Bautista, con valentía, con convicción, con la autoridad moral que da la coherencia de vida para invitar a otros a reconocer los obstáculos del camino del amor y del amar y así esperar a este Dios de vida que viene, porque sabemos por experiencia que es bueno, que nos hace mejores, que nos hace hermanos, que nos hace fraternos.

¿La fuerza? Nos la da su Espíritu, ese que nos bautizará con el fuego.

Dejémonos abrasar y abrazar por ese fuego que se nos promete y hagamos arder este mundo para que al llegar Jesús encuentre nuestra casa, personal y fraterna, cálida, iluminada, hermosa, luz de esperanza para las oscuridades de la historia.

CARMELITA MISIONERA TERESIANA – AMÉRICA