JORNADA DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”

¡QUÉ SUERTE!

Sí, ¡qué suerte la nuestra!, tener un Dios empeñado en que tengamos vida y que la tengamos abundante. Nada de raciones escasas o de medidas pequeñas. Vida abundante.

Qué importante tomar conciencia del inmenso amor de este Dios nuestro, capaz de tanto, que llega a perdonarnos el “pequeño detalle” de haber crucificado a Jesús y de seguir crucificándolo o permitiendo que así suceda en nuestro mundo en tantos hermanos y hermanas nuestros. Y Él, dale que dale, una y otra vez inventando posibilidades para que caigamos en la cuenta de su deseo para nosotros: que tengamos vida y vida abundante.

Sólo que, a veces, me cuesta permanecer en la convicción de cuál es la fuente de la vida, de mi vida, el amor que brota de la herida.

“Con sus heridas fuisteis curados”,

nos dice Pedro, porque es:

“Al mismo Jesús al que vosotros crucificasteis,

al que Dios ha constituido Señor y Mesías”

Y tú, Jesús, me muestras el único camino a seguir:

 

“…que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros…”

 

Me llamas, nos llamas, a hacer el bien.

Y si por ello he de sufrir debo considerarlo una gracia.

Tú me has llamado por mi nombre y caminas delante de mí.

Conozco tu voz y me muestras tu rostro.

Me vas enseñando día a día el camino.

Acoges mis cansancios y mis dudas, mis temores y retrocesos.

Puedo “entrar y salir” porque me haces libre.

Tu eres la puerta que, para mí, para todo el que quiere seguirte,

siempre está abierta.

 

Acojo y hago mías en este contexto las cuatro palabras que nos presenta el Papa Francisco en su mensaje para esta jornada:

DOLOR

–sí, incluyo el dolor-, porque esta travesía no es pacífica, porque llega la noche y soplan vientos contrarios, porque hay muchos “Cristos” sufrientes en nuestro mundo, porque a veces no estoy a la altura, porque sigue habiendo ladrones y bandidos que acechan al rebaño…

GRATITUD

porque no estoy, no estamos solos/solas. El Señor camina delante anticipando la aurora en medio de la noche, es Él el timonel que conduce nuestro barco, que nos regala la valentía que necesitamos y nos hace capaces de seguir caminando incluso en caminos oscuros o en aguas agitadas. Porque quiere que vivamos y que vivamos en plenitud.

ÁNIMO

“¡Ánimo, soy Yo, no tengáis miedo!” Esta palabra, que debo dejar resonar con frecuencia en mi corazón, me ayuda a desechar los fantasmas, a vencer los temores y las dudas. Esta palabra acrecienta la confianza y el valor en mí. Déjala también resonar en tu corazón y descubrirás su efecto pacificador, sanador…como el mejor de los reconstituyentes.

ALABANZA

Cuando confío en que Tú caminas conmigo, cuando te siento a mi lado en la barca, experimento que cesan los vientos contrarios y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no tienen más poder sobre mí, sobre nosotros –aunque sigan existiendo-.

 

Por eso, como María,

Agradecidas por la mirada que Dios nos dirige,

abandonemos con fe nuestros miedos,

abracemos con valentía la llamada que Dios nos dirige cada día

y hagamos de nuestra vida un eterno canto de alabanza al Señor.

 

Versión descargable: Domingo Buen Pastor

CARMELITA MISIONERA TERESIANA – EUROPA