Hoy que continuamos viviendo la pandemia y sus consecuencias  estamos en un momento donde el dar razones de nuestra esperanza se hace a veces especialmente duro o confuso… Tanta muerte, no se descubre la vacuna, hay gente pasando hambre, soledad, miedo, abandono, esto parece que se detiene y rebrota… ¿Qué razones para la esperanza puedo dar si me inunda la incertidumbre, el temor, tal vez la soledad, la pérdida de un ser querido?¿Cómo dar razones de mi esperanza sí parece que la voz de la fe se ha hecho silencio entre tanto dolor, pronósticos, informes del avance de la enfermedad y de las muertes que no paran?

La respuesta está en el Evangelio (Jn 14, 15-21) ¡En el amor puesto en acción está la razón de nuestra esperanza!Allí descubrimos, como Jesús nos repite hoy “ustedes están en mí y yo en ustedes”.

¿Cómo no ver a Cristo en las mil maneras en que tantas personas han descubierto y puesto en acción el amor que llevan dentro? Los contemplamos y nos damos cuenta que Cristo sí está vivo, que a través de muchos sigue llevando alegría, esperanza y consuelo a quienes lo necesitan, que muchos hombres y mujeres están generosamente viviendo el mandamiento del amor del que nos habla hoy el Señor.

Pequeños gestos, como el del policía que desde el altoparlante de su unidad policial contaba cuentos a los niños durante la cuarentena en la ciudad; un matrimonio joven que visita a un anciano para llevarle su comida cada día; una enfermera que después del arduo trabajo regresa a su casa y renuncia a acariciar sus hijos para no contagiarlos, personas que siguen atendiendo, alimentando y vistiendo a los hermanos en situación de calle y a los migrantes hacinados; quienes han decidido hacer llamadas y video chats para acompañar a la distancia; grupos que han organizado diverso tipo de  oraciones y ayuda espiritual en línea y tantas otras iniciativas nacidas todas de la necesidad de amar y ser amados, de relacionarnos en el amor.

Personas que han optado por amar en lo concreto, la alegría de tantos al recibir alguno de estos y otros gestos… ¡El amor puesto en acción! ¡Allí está la razón de nuestra esperanza! Cristo está vivo en el amor que se entrega con creatividad, generosamente y que es capaz de producir alegría en los demás, como sucedía en las primeras comunidades y que describe la primera lectura de hoy (Hch 8, 5-8. 14-17). La multitud en Samaria veía los milagros que hacía Felipe en medio de ellos y “Esto despertó gran alegría en aquella ciudad”.

En este sexto domingo de Pascua de este año 2020 demos gracias a Dios por el amor con que sigue moviendo los corazones de tantos hombres y mujeres alrededor del mundo y por los muchos y muchas que, como Felipe, a través de acciones concretas, están llevando alegría a los demás.

 

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-AMÉRICA