“Uno que ama a su prójimo no le hace daño”
MIDE TU TEMPERATURA… SI LE HACES DAÑO, NO LE AMAS
Vaya termómetro para medir el amor nos ofrece Pablo hoy.
Le doy la vuelta a la frase y aún me resulta más claro:
¿haces daño a alguien? pues, no le des muchas vueltas,
simplemente: NO LE AMAS.
¡No endurezcáis vuestro corazón!
Es como si Jesús nos dijera hoy ¡ojo, no dejéis que se endurezca vuestro corazón, no vayáis por la cuesta debajo de la mediocridad, poned freno a vuestras conductas contrarias al amor! Y…en virtud del amor que os debéis “daros la alarma” unos a otros. Avisaos mutuamente para poder salvaros. Jesús nos ofrece incluso la metodología para hacerlo: primero a solas, luego con otro u otros dos (cuánto sabía Jesús de nuestras triquiñuelas y engaños), luego la comunidad. Y “si no hace caso ni siquiera a la comunidad considéralo como un gentil o un publicano”. No suena suave este final, quizá por eso corremos el riesgo de saltárnoslo. Me invito y os invito a no desecharlo en vuestra reflexión orante.
Señor, ABRE MIS OÍDOS a tu palabra,
que tantas veces llega a mí a través de la voz de mis hermanos/as.
NO PERMITAS QUE SE ENDUREZCA MI CORAZÓN.
Que no me tengan que tratar como a un/a gentil porque no atiendo a ninguna corrección,
a ningún aviso que se me hace en virtud del amor.
¡Señor, que a nadie deba nada más que amor!