Para que esto ocurra se necesita que seamos hombres y mujeres diligentes, proactivos, motivados a ser generadores y generadoras de procesos de vida con aquellos talentos que se nos han regalado, especialmente en favor de quienes más sufren debido a nuestros estilos y sistemas egoístas e indiferentes.
Hoy estamos celebrando la IV jornada Mundial de los pobres y el Papa nos dice con toda claridad que “para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia” Se ha desarrollado” dice Francisco, pero yo escucho muy claramente en mi corazón “hemos desarrollado”, “estamos desarrollando” … yo incluida, yo incluido.
Esta jornada es una vez más, un clamor a no ignorarlos, a dolernos de su situación y a tomar acciones, cada una y cada uno a su propio nivel y según sus capacidades y talentos. Se trata de no quedarnos en el mero sentimiento de compasión sino de hacer algo concreto por ellos, porque “el amor es obras” (MR 1,19). Es bueno sentir compasión, es bueno dolernos en nuestras entrañas por cada uno de esos rostros e historias, es bueno que ellos estén en nuestras conversaciones y reflexiones, pero, es mucho mejor tenderles la mano en lo concreto, hacerlos parte de nuestros esfuerzos, de nuestra vida, de nuestro camino, porque son nuestros hermanos y hermanas injustamente sufrientes.
Si volvemos la mirada a la primera lectura (Proverbios 31,10-13.19-20.30-31) vamos a ver esto encarnado en la mujer hacendosa, cuidadosa, solícita, activa dinámica que “Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre”, que no se conforma con disfrutar lo que es y tiene para ella misma o los suyos más cercanos, sino que extiende su corazón y luego sus manos hacia quien más lo necesita.
Pero no se trata de sólo de darles… Mucho tiempo pasó en que al hablar de pobres era buscar cómo proveer lo que necesitaban. Hoy se nos pide más pues, tenderles la mano, ayudar con nuestros talentos, no es sólo para darles cosas, medios, oportunidades, promoción, hoy se nos pide también hacer “amistad” con ellos “La opción por los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres»” dice Fratelli Tutti (FT 234). Esto es un gran desafío, un cambio de mentalidad que nos pone lado a lado con cada hombre, mujer y niño en necesidad desde el reconocimiento que somos familia, una sola gran familia humana. Es el llamado interpelante de Dios para nuestros tiempos que nos llega a través del Papa Francisco.
Los rostros son muchos y cada una y cada uno de nosotros nos movemos en un espacio donde, si queremos, podemos “ver” y “encontrarnos” con esos rostros, esas historias, esa realidad y allí hacer opciones concretas, grandes o pequeñas, que “muestren con hechos” que mis talentos están dando frutos.
Que la vigilancia a la que nos invita Pablo (Tes 5,1-6) sea un continuo tender la mano a los pobres con diligencia y proactividad, usando nuestros dones y capacidades para ayudar en todo lo que podamos, pero sin nunca olvidar que somos iguales, que somos hermanos, que estamos llamados también a la amistad y así todos juntos a entrar al banquete del Señor que comienza aquí, en nuestro hoy.
CARMELITA MISIONERA TERESIANA-AMÉRICA
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