Compartimos la Circular conjunta que  el Equipos General y  los Equipos Provinciales de Animación y Gobierno, «como un solo cuerpo y con un solo corazón» han querido dirigir a toda la Familia Palautiana expresando su saludo y buenos deseos para esta Navidad.
Querida Familia Palautiana:

Esta carta que hoy os enviamos tiene un toque especial. En estas fechas tan entrañables, los equipos de Animación y Gobierno de la Congregación, no solo como un cuerpo sino con un solo corazón, queremos acercarnos a cada una, a cada uno de vosotros para desearos una feliz y santa Navidad.

Acoger a Jesús niño, recibirlo, como dice Juan, supone decir sí libremente y con plena conciencia de lo que esto implica. Estar invitados, por pura gracia, a participar de la filiación divina (Cfr. Ef 1, 5) significa perseverar y hacer capacidad en el corazón para que la gracia pueda ir poco a poco haciéndonos semejantes al Hijo.

Hacer capacidad para acoger a Jesús que viene es una expresión que repetimos tantas veces, que ya casi no nos afecta. No es otra cosa que decir sí a cada hermano y a cada hermana que, aun siendo diferente a mí, es un regalo, es una bendición, es una presencia.

Dejar que la luz brille en medio de las tinieblas requiere decir no a aquello que empaña la belleza en nuestras vidas y relaciones; es decir no a toda clase de deshumanización, de lucha de poder, de crítica; en definitiva, es decir no a todo lo contrario al Evangelio y al Carisma.

Dejar que la luz brille es más que no entorpecer quedándonos tranquilos, pensando que poco o nada podemos hacer. Supone que, reconociéndonos hijos de Dios, queremos colaborar positivamente para que la luz venza a las tinieblas de aquellos intereses que no son los del Padre.

Recibir la luz supone decir sí a cualquier iniciativa, gesto, servicio -venga de quien venga- que anuncie la belleza del ser humano y lo restaure allí donde está deteriorado, manchado, roto, despreciado.

Dejar que la luz brille en las tinieblas, supone cuidar el prestigio y la dignidad de cada persona y por tanto también de cada hermana, supone comprometernos desde la oración, el apoyo moral, el “hacernos espaldas” (V 7,22), la empatía y el respeto. Supone el esfuerzo cotidiano por edificar el Cuerpo (Cfr. Ef 4,12) desde el lugar que ocupo en cada momento, para nosotros principio de comunión irrenunciable y proyecto del Padre manifestado en la Encarnación

Creer que Jesús se encarna, acogerlo en cada hermano supone asumir con pleno convencimiento que toda persona, es decir laicos y hermanas (CMT), tiene dignidad y credibilidad, independientemente de la edad, país, provincia o estudios. En consecuencia, reconocemos que nuestra misión, como participación de la misión del Hijo, no puede ni debe estar configurada por el poder, jerarquías o méritos, sino por lo que el Espíritu sopla en quien, donde y cuando quiere (Cfr. Jn 3,8)

Ante el misterio de la Navidad, donde se nos presenta un niño frágil, desnudo y pobre, en un país extranjero, excluido de muchas posibilidades, pero abierto al Espíritu y en el que Dios fue realizando su obra, no podemos menos de repensar en qué Dios creemos, qué proyecto de vida estamos dispuestas/os a asumir y por qué y por quién estamos dando la vida. “Decid esto al Niño Dios, y os oirá […] y os acompañará protegiendo vuestra marcha” (Cta. 75,7).

Ante este gozoso misterio de la Navidad, en nuestro corazón  surge también un emocionado agradecimiento por cada una de vosotras, de vosotros, que estáis viviendo con osadía una entrega incondicional al proyecto del Reino; osadía profética al anunciar y denunciar tantos flagelos en la humanidad, al restituir la voz a los que se la acallaron; osadía al acompañar nuestras instituciones desde los ejes carismáticos, al apostar por el relevo generacional, por tejer redes, por hacer camino de comunión intercultural… A todos vosotros y vosotras: ¡Gracias!

Que al contemplar las escenas de Navidad, lo hagamos desde lo más profundo para acoger realmente todo lo que el misterio de la Encarnación encierra. Dejemos que el asombro y la acción de gracias inunde nuestras vidas, nuestras comunidades, nuestras familias, y experimentemos lo que poéticamente Juan de la Cruz expresa:

“porque en todo semejante él

a ellos se haría y se vendría con ellos,

y con ellos moraría;

y que Dios sería hombre,

y que el hombre Dios sería” (Romance 4)

¡Feliz y Santa Navidad!
Equipo General de Animación y Gobierno

  • Mª José Gay, Animadora General
  • Inés Fernández, 1ª Consejera General
  • Marcela Jaque, 2ª Consejera General
  • Mª Teresa García, 3ª Consejera General
  • Florida Mukabideri, 4ª Consejera General
Provincia CMT África

  • Angeline Dakouo, Animadora Provincial
  • Gertrudis Kavira, 1ª Consejera Provincial
  • Clarisse Raharisoa, 2ª Consejera Provincial
  • Delphine Malunda, 3ª Consejera Provincial
  • Solange Ntibabaza, 4ª Consejera Provincial
Provincia CMT Europa

  • Mª Rosario Pérez Payá, Animadora Provincial
  • Olga Olano, 1ª Consejera Provincial
  • Teresa Vives, 2ª Consejera Provincial
  • Mª Carmen Moya, 3ª Consejera Provincial
  • Mª Carmen Arroyo, 4ª Consejera Provincial
Provincia CMT América

  • Mª Isabel Obregón, Animadora Provincial
  • Mirtha Rojas, 1ª Consejera Provincial
  • Amalia Ponce, 2ª Consejera Provincial
  • Norma Pérez, 3ª Consejera Provincial
  • Élida Águila, 4ª Consejera Provincial