El caso de aumento continuo de Covid19 en Filipinas durante las últimas semanas, aumentó el compromiso incansable y desinteresado de nuestros líderes; buenos pastores, que básicamente están arriesgando la vida todos los días para atender a los enfermos y ser un instrumento del poder sanador de Dios para los afectados por el virus.

 Y debido a la situación incontrolable y la incapacidad de trabajar como uno solo (el gobierno, los profesionales médicos, la Iglesia), el estado de salud del país empeora y el día a día de muchos se vuelve más desafiante. Los filipinos desempleados están aumentando en número, las pequeñas y grandes empresas están cerrando y las familias que no pueden satisfacer sus necesidades básicas están aumentando, pero a pesar de esta situación inquietante; la bondad, la preocupación por los demás y el pastoreo van en aumento.

Estas últimas semanas varios individuos, grupos, familias y vecindarios, en diferentes lugares, se organizaron para tener una “despensa comunitaria”. Una iniciativa inspirada por gente sencilla y corriente para abrir una tienda de alimentos para los miembros de la comunidad que lo necesiten. Entonces, pueden visitar la despensa y obtener lo que necesitan, de forma gratuita. Y para los que tienen; se les anima a compartir todo lo que puedan de acuerdo con sus posibilidades. Este es verdaderamente un rayo de esperanza en medio de las tinieblas, y una imagen concreta del pastoreo; un pastor, que reconoce las necesidades de los demás y escucha su clamor, un pastor que abraza a todos y no excluye a nadie. Es inspirador y conmovedor ver diferentes iniciativas para aliviar el sufrimiento de los demás; una imagen concreta y visible de un buen pastor. Alguien que no está pensando en sí mismo y en su propia supervivencia pero que puede arriesgar y sacrificar lo que tiene, para dar esperanza y vida a los demás.

El Beato Francisco Palau dijo: “Vivo y viviré por la Iglesia, vivo y moriré por ella”, eso es lo suficientemente audaz, lo suficientemente valiente para vivir dando vida.

Dejemos que Jesús conmueva nuestro corazón y pidámosle aprender de él: un buen pastor, que defienda la vida de las ovejas, que las conoce y que da la vida por ella.

Y pidamos la gracia de Dios y su misericordia, para que no nos quedemos como jornaleros; quien cuando ve venir un lobo abandona las ovejas y huye y no se preocupa por ellas (cf. Jn 10,12).

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-ASIA

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DOMINGO DEL BUEN PASTOR

Good Shepherd Sunday