Al reflexionar sobre la fiesta de la Sagrada Familia me vienen a la mente las imágenes de un pesebre, una mano que acaricia y una voz que resuena. El pesebre (o una posada, en casa, en el hospital o en cualquier lugar de nacimiento que las circunstancias nos hayan llevado) que hablan de la nueva vida, de la esperanza y de la alegría que trae la criatura que se une a la familia. Que cambia la vida de las personas que le rodean. Donde todas las atenciones, energías y preocupaciones de sus padres y familias se entregan al recién nacido. Como María y José criando al Niño Jesús. El cuidado amoroso de los padres, nos hablan de la dulzura, de la bondad que anima al recién nacido a crecer y a madurar hasta convertirse en una hermosa criatura. Una voz sonora que acompaña, enseña y disciplina al recién nacido, especialmente cuando es necesario, aunque a veces le cause dolor y sufrimiento, sólo para permitirle crecer y madurar.

En el mundo que vivimos hoy, nuestra realidad trata la vida y el crecimiento de las familias. La menor posibilidad de trabajo (especialmente en los países más pobres) obliga a los esposos a separarse en busca de mejor futuro. El aumento continuo de las migraciones separa a las familias para estar juntas y debilita a padres e hijos para crear relaciones más íntimas.

La lectura de hoy nos ha recordado la belleza de la familia. El valor del respeto y de honrar a los padres… «Hijo mío, cuida de tu padre cuando sea viejo… aunque le falle la mente, sé considerado con él, no lo injuries mientras viva; la bondad hacia un padre no será olvidada, firmemente plantada contra la deuda de tus pecados una casa levantada en justicia para ti». (Eclesiástico 3:12-14).

Encomendemos a todas las familias al cuidado de Jesús, José y María para que las fortalezcan, guíen y acompañen especialmente con las muchas cosas que están sucediendo en el mundo que destruyen la vida y las familias.

Reflecting on the feast of the Holy Family brings me back the images of a crib, a caressing hand and a sounding voice. The crib (or a manger, an inn, at home, in the hospital or in wherever place of birth that the circumstance had led us) that speaks of new life, of hope, simplicity, humility, nothingness and joy brought by the creature added in the family. That changes the life of the people around him/her. Where all the attentions, energies and preoccupations of his/her parents and families are given to the newborn.  Like Mary and Joseph raising the Baby Jesus. A parent´s carressing hand that tells gentleness,  kindness and encourages the newborn to grow and blossom to a beautiful creature. A sounding voice that accompanies, teaches and is disciplined especially when necessary even though at times it causes pain and suffering only to let the person grow and mature.

In the world we live today, our reality threatens the life and growth of families. Less possibility of work (in poorest countries especially) forces husbands and wives to be separated for greener pastures. The continuous elevation of migration separates families to be together and weakens parents and children to create an intimate relationship. The reality of our world that promotes less the “culture of care” and attention to the aged, and vulnerable. Today´s reading reminded us of the beauty of the family. The value of respect and honoring one´s parents…“My son, take care of your father when he is old… even if his mind fail, be considerate of him, revile him not as long as he lives; kindness to a father will not be forgotten, firmly planted against the debt of your sins a house raised in justice to you.” Sirach 3:12-14

Let us commend every family in the care of Jesus, Joseph and Mary to strengthen, guide, and accompany every family especially with the many things that are happening in the world that destroy life and families. 

CARMELITA MISIONERA TERESIANA – ASIA

 

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