En este día de la fiesta de la asunción 15 de agosto 2022, día de alegría y emoción, en la casa general de nuestra Congregación, las hermanas Sylivia Nassozi, Florence Maina, Judith Finke Singa y Beatrice Buyaki han renovado sus votos por séptima vez, en las manos de la hermana Inés Fernández Rodríguez y ante toda la comunidad. Fue un día maravilloso para dar gracias por las maravillas del Señor en nuestra vida y en nuestra Congregación.

Nuestra vocación pertenece a la Iglesia, por eso el compromiso que hemos renovado hoy, nos llama a vivir los votos de pobreza, de caridad y obediencia con total libertad y disponibilidad misionera, sabiendo que el amor a Dios y la humanidad nos urge.

El día lo hemos vivido en un ambiente de alegría, fraternidad y comunión. La Eucaristía fue un momento de gran emoción con los cantos y preces orados en las distintas lenguas que hablamos, recordando nuestra pluralidad y que somos Iglesia, en la Iglesia, por la Iglesia y para la Iglesia.

El sacerdote Johannes Gorantla, OCD en su homilía nos ha invitado a vivir los votos en toda libertad y vivir las virtudes que nuestra Madre María encarnó en su misión en este mundo:  espíritu de sacrificio, de generosidad, de disponibilidad, de servicio, de olvido de sí misma y de perseverancia y fidelidad.

Agradecemos a nuestra hermana general María José Gay, a hermana Inés Fernández, vicaria general que camina con nosotras en este tiempo de Gracia, a las demás hermanas del consejo general y de la comunidad por la alegría, el ambiente y la oración.

Que Nuestra Madre, María misionera, nos ayude a vivir y a servir a la Iglesia como Ella.

MONICIÓN DE ENTRADA

Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Asunción de María. La liturgia de hoy nos invita a dirigir nuestra mirada hacia la Virgen tipo perfecto de la Iglesia. Esta celebración, que año tras año vuelve a alegrar el corazón de la Iglesia, nos llama a la actitud propia de la existencia cristiana: la esperanza. Aún en medio de las dificultades de este mundo; nos llama al compromiso, a poner manos a la obra en el servicio a tantos hermanos y hermanas que necesitan de nuestra presencia, de nuestra entrega.

Es una invitación a mirar hacia lo alto, a mirar a María glorificada también en su cuerpo, para que recuperemos el auténtico sentido de la existencia y nos animemos nuevamente a caminar con confianza por los caminos de la vida.

Hoy también celebramos la renovación de votos de las hermanas junioras: Beatriz, Judit, Florence y Silvia, que el sí que hoy darán a la Iglesia tenga la fuerza y determinación del Fiat de María.