Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.» Me respondió: Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero» Ap. 7, 9.13-14.
REFLEXIÓN: Son muchos, los países del mundo en los que el testimonio desarmado y no violento de los cristianos constituye un escándalo ante la violencia, la corrupción y el terror. Hay lugares donde la gente muere por ir a misa, donde queman iglesias y escuelas cristianas, donde la gente es amenazada, atemorizada o asesinada porque educan a los jóvenes y los salvan de las bandas criminales.
“Los mártires han acompañado la vida de la Iglesia en todos los tiempos y florecen como «frutos maduros y excelentes de la viña del Señor» también hoy… Los mártires son más numerosos en nuestro tiempo que en los primeros siglos: son obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos y familias que, en los diversos países del mundo, con el don de su vida, han ofrecido la prueba suprema de la caridad” Papa Francisco.
OREMOS:
Padre de ternura. Caricia y abrazo del que sufre,
mira a tus hijos e hijas que, a causa de la fe,
en tu Santo Nombre sufren persecución y discriminación
en tantos lugares del mundo.
Jesús, te contemplamos en tu Cuerpo que es la Iglesia,
llagada y crucificada, indigente, perseguida,
despreciada y burlada.
Danos sabiduría y coraje para levantar la voz
ante una sociedad que, por miedo, indiferencia o desánimo,
está siendo incapaz de comprometerse
frente a la barbarie y el terror.
Que nos dejemos conmover por el sufrimiento
de los miles de cristianos y no cristianos
perseguidos en todo el mundo por su fe.
Que el Santo Espíritu les colme con su fuerza
en los momentos más difíciles de perseverar en la fe.
Que les haga capaces de perdonar a los que les oprimen.
Que les llene de esperanza para que puedan vivir su fe
con alegría y libertad.
Que los niños, hombres y mujeres perseguidos por tu nombre
tengan la certeza de que la Iglesia a la que pertenecen,
lejos de abandonarles es testigo valientede su dolor ante el mundo. AMÉN