El P. Palau asocia la violeta a la modestia, una virtud que nos permite centrarnos en lo que es bueno sin distraernos por lo superficial e irrelevante; es compañera de la templanza. La definición más bonita y sugerente es que la modestia es ‘reverencia por el misterio’.
El Catecismo de la Iglesia Católica tiene algunas reflexiones al respecto: La modestia preserva la intimidad de la persona. Designa el rechazo a mostrar lo que debe permanecer velado. Esta ordenada a la castidad, cuya delicadeza proclama… La modestia protege el misterio de las personas y de su amor. Modestia es decencia. Inspira la elección de la vestimenta. Mantiene silencio o reserva donde se adivina el riesgo de una curiosidad malsana. Se convierte en discreción”. (CCC 2521-2522)
María nunca tuvo en su ánimo algún desorden, ni antes de ser elevada a la alta dignidad de Madre de Dios y Reina de Cielos y Tierra, ni después. ‘Como María’ significa modestia sin riesgos: Ser como María siendo modesta y ser modesta siendo como María.
Que nuestro objetivo sea complacer a Dios y reflejar su gloria.
Me pregunto:
- Mi actuar, ¿compromete a la modestia?
- ¿Estoy comportándome como seguidor y discípulo de Cristo?
Pido a María me ayude a cultivar mi violeta.
Me comprometo a procurar ser discreto y decente.
Señora, por la presentación de este mi ramillete yo me comprometo hoy a guardar siempre modestia interior y exterior. Recibid una flor que tanto Vos amasteis: aceptad mis resoluciones y haced que tengan fuerza y eficacia.
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