Sanadas para sanar
Entradas por la puerta de la oración al retiro, comenzamos el segundo día con la Eucaristía presidida por el P. Felicísimo Martínez, sacerdote dominico. En su homilía recordó tres puntos esenciales del Evangelio de hoy: los escándalos, el perdón y la fe. Vivir nuestra vocación y nuestros compromisos con respeto y dignidad nos ayuda a evitar escándalos. Vivir el perdón es descubrir la misericordia de Dios para mí y para los demás. La fe es clave en nuestra vida consagrada. Hacemos nuestra la oración de los apóstoles: “Señor, aumenta nuestra fe”.
Continuamos nuestro día de retiro, dirigido por Hna. Jolanta Kafka rmi, donde contemplamos la manera en que Dios nos mira. ¿Cómo nos mira a cada una de nosotras? ¿A nuestra congregación? ¿A nuestra comunidad? ¿A nuestra asamblea capitular? ¿Y a toda la humanidad? En este dinamismo nos invitó a imitar la mirada de Dios, llena de amor sin prejuicios, misericordiosa, renovadora, que nos motiva y nos toca en lo más profundo del corazón para llegar a los demás.
También nos recordó que somos vulnerables y frágiles, por lo que podemos ser heridas por otras personas con las que nos encontremos y nosotros también podemos herirlas a ellas. Sin embargo, la mejor respuesta a estas heridas es el perdón y la promesa: de estar ahí, de hacerlo mejor… Ser misionero es aliviar el dolor de la gente.
Cerramos la jornada con una celebración llena de simbolismo en el que pasamos por el corazón todos los movimientos que habíamos vivido a lo largo del día. En un ambiente de oración preparado por Hna. Jolanta pedimos perdón al Señor por todas las veces que no habíamos protegido, cuidado o defendido la vida, sino que fuimos cómplices de la indiferencia, el egoísmo y la injusticia. Presentamos nuestras heridas y las de las demás personas que habíamos acompañado, escribiéndolas en un papel en forma de corazón. A continuación, las ungimos con el aceite perfumado en señal de nuestro compromiso para aliviarlas. Por último, pedimos al Señor la gracia de aliviar el dolor de todo tipo que encontramos en nuestras vidas y permanecer fieles a estos compromisos, y pasamos a la capilla llevando nuestros ramilletes de flores como señal de nuestro compromiso.
La mañana















La tarde




















