X Estación

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jn 19, 23-24: Los soldados que habían crucificado a Jesús tomaron sus vestidos e hicieron con ellos cuatro lotes, uno para cada uno. Después tomaron su túnica, que estaba tejida de una sola pieza y dijeron: «no la dividamos, sino echémosla a suertes, a ver a quien le toca».

– Francisco, sobrecogido por el camino de la pasión; nos relata como Jesús convierte sus llagas en bálsamo de salvación:

“Llegado Jesús a la montaña santa del Calvario, le quitaron todos sus vestidos, volvieron a ponerle en la cabeza la corona de espinas y con gruesos clavos le fijaron en la cruz abriendo en su cuerpo cuatro caudalosos ríos de sangre, y le levantaron en los aires como trofeo de la victoria que contra él pensaban haber conseguido. ¡Oh Juez santo! El infierno ha abierto en el cuerpo místico de Jesús, la Iglesia(…) profundas heridas que, si no le viene pronto el auxilio de lo alto, va a desangrarse, a expirar y a ser enterrada. Mas observad cómo abre Jesús en su cuerpo real cuatro fuentes de bálsamo para curarlas. ¡Oh bálsamo precioso! ¡Oh eficaz y única medicina para curar las llagas (…)!» (Lucha 71, 206)

Silencio Meditativo

¿Qué llagas de Jesús-Iglesia he ayudado a sanar?

 

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