Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos;

dichosa tú porque no pueden pagarte…

Lc 14,1.7-14

 La verdad es que, semana tras semana, tu palabra me sorprende. No acabo de acostumbrarme a tu originalidad y a tus paradojas.

Hoy te presentas ante mí proponiéndome una serie de consejos que parecen normas de comportamiento social: ¿cómo hacer cuando me invitan a un banquete? y ¿a quién invitar cuando soy yo quien organiza una fiesta? Estoy segura de que en los libros de protocolo no encontraré respuestas parecidas a las tuyas.

Empecemos por la propuesta que me haces cuando voy de invitada. Me suena a algo así como ¡ojo! No te creas el centro o la protagonista principal. Seas quien seas y hagas lo que hagas, el lugar te lo propone quien te invita, Él te señala tu puesto. Sé discreta, recuerda que todo lo bueno que tienes es regalado y quien te regala te coloca en el lugar adecuado. Mantente humilde, sólo Él puede enaltecerte, porque todo lo que eres se lo debes a Él.

Y seguidamente me hablas de a quienes y por qué debo invitar si soy yo quien organiza la fiesta: no a quienes me pueden pagar o devolver el favor, sino a los que no pueden pagarme y aquí sí que se tambalean mis esquemas. No tengo que pensar mucho para darme cuenta de lo poco que atiendo a este consejo tuyo: pobres, lisiados, cojos y ciegos no son realmente quienes más frecuentan mis/nuestros espacios. Y me doy cuenta de que me estoy perdiendo tu bienaventuranza: “Dichosa tú porque no pueden pagarte”

Hoy te pido Señor que estas palabras tuyas no caigan en “saco roto” en mí.

Te pido que vayas transformando mi corazón y acercándolo cada vez más a aquellos que son los primeros en tu lista para el banquete: pobres, migrantes, maltratados por el sistema, invisivilizados…

Te pido que me/nos enseñes y nos des tu fuerza para que ellos sean los que se vayan convirtiendo en el centro y los protagonistas de mis/nuestras fiestas.

Ayúdanos Señor para que cada día más tus criterios sean nuestros criterios y tus intereses nuestros intereses.

Ponnos en las situaciones que favorezcan estas opciones en nuestra vida y danos la fuerza y el amor de tu Espíritu para serte fieles en cada una de ellas.

¡Gracias por invitarme al banquete de tu Reino cada día!

CARMELITA MISIONERA TERESIANA-EUROPA

Descargar pdf: 1 de septiembre