Hoy hemos celebrado la Eucaristía por la mañana presidida por el P. David, Comboniano. Con su estilo cercano y profundo nos ha introducido en el tema Jesús misionero, dentro del contexto de este mes dedicado a las misiones. Jesús, de camino entra en la casa de Marta y María, modelo de contemplación y misión, Mística y Profecía.
En el encuentro formativo hemos continuado el tema iniciado ayer: Los votos, expresión de nuestras entrañas místicas y proféticas.
Nuestra consagración no se mide por renuncias, aunque las suponga, sino por la entrega. Lo esencial es el AMOR. Dedicación a la “obra de dios”.
Los votos nos hacen libres, entregadas, disponibles… “Iré donde la gloria de Dios me llame” (Francisco Palau). A través de ellos afirmamos que orientar todas nuestras energías y todas nuestras dimensiones, toda nuestra historia, hacia la Iglesia.
Somos signo del deseo de Dios para toda la humanidad y toda la creación: unas relaciones nuevas. Nos dan capacidad de reconocimiento, de respeto, de perdón, de entrega… Debemos vivir los votos para transformar la realidad.
La tarde la hemos dedicado a la reflexión personal y en grupo del testamento del p. Christian de Chergè (fragmento de la película De dioses y hombres). Reflexión que se ha reforzado con el testimonio y experiencia de una hermana, presente en el grupo, que vivió la experiencia dolorosa de la guerra del Congo y Ruanda y que comunitariamente las hermanas europeas decidieron permanecer junto a nuestras hermanas africanas.
Terminamos la jornada con el rezo de Vísperas.