Hoy la jornada ha estado dedicada al Amor de gratuidad y alabanza: Los votos desde nuestro carisma.

El tema ha estado a cargo de  la Hna. Mª Carmen Arroyo, quien ha recorrido los aspectos más importantes de nuestra consagración a la Iglesia desde el Carisma palautiano. Nuestro Votos: pasión por Dios y por la humanidad: una manera de vivir nuestra espiritualidad.

La Carmelita Misionera Teresiana está llamada, desde sus raíces, a ser mística y profeta: a esparcir el perfume que huele a mística y profecía, herencia y fruto de unas plantas aromáticas de origen ancestral, Elías. De Elías y Teresa surge un brote nuevo de amor y servicio a la Iglesia: Francisco Palau. La experiencia de Dios en Francisco Palau ha marcado la vida del Carmelo Teresiano. Su vida entera es lenguaje místico y profético.

Como CMT lo que me avala es el amor a Dios y los hombres. La entrega y el servicio dan autenticidad al seguimiento. Poner los ojos en el Cristo que enamoró a Francisco Palau y que nos ha transmitido como carisma: Cristo cabeza de la Iglesia. El SERVICIO es lo que da autenticidad a mi seguimiento. “Obras son amores…” Son gestos de amor.

Nuestros votos son una apuesta por Dios y la humanidad: “Yo ya no soy cosa mía…” Es la forma de manifestar nuestra entrega, nuestro amor a Dios y los hermanos. El deseo de amar y procrear, de poseer y de auto determinarse.

Somos mujeres que respondemos a su llamada. “Te amo, tú lo sabes; mi vida es lo menos que puedo ofrecerte en correspondencia a tu amor” (MR III, 2)

Los votos nos hablan del Perfume de nuestra entrega: mística y profecía.

MÍSTICA: Donación total y generosa al amor divino. Significan el impulso de la búsqueda insaciable del absoluto por  lo que nos sentimos libres frente a todo.

PROFECÍA: La donación incluye la misión. Es una manera más radical de relacionarme con el mundo, nuestras relaciones adquieren una cualificación diferente por su dedicación total a la causa de la Iglesia: “la obra de Dios”

Nuestro gran reto: Vivir intensamente la unidad entre mística y profecía, entre experiencia íntima y profunda: pasión por Dios y pasión por las cosas de Dios. Vivir el misterio sin separarnos del grito y gemido que los demás viven en la historia.

“EN EL AMOR DE DIOS Y DEL PRÓJIMO SE CONSUMA TODA LA OBRA DE DIOS EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE.” (Francisco Palau)

FINALIDAD: Reorientar y transfigurar los valores auténticamente humanos:  EL DESEO DE AMAR Y PROCREAR, DE POSEER Y DE AUTODETERMINARSE.

CONSAGRACIÓN

Ser consagradas comporta el encuentro y la convergencia de dos voluntades:
• La de Dios que llama, se ofrece y pide tomar posesión de la persona…
• … la persona que responde donándose.

NUESTRA CONSAGRACIÓN RELIGIOSA

Misterio entrañable del amor De Dios. ¿Qué características tiene? Tiene todas las características del amor humano: se me da todo y yo respondo con todo.
• TOTALIDAD en la entrega
• EXCLUSIVIDAD en la persona amada
• DESINTERÉS absoluto en servirle

SOMOS CONSAGRADAS

¿Por quién? Las CMT somos consagradas por la Iglesia.
¿Para qué? Las CMT somos consagradas para una misión: Amar a Dios y a los hombres, éste es el objeto de mi misión. Para la Iglesia: “Yo no soy cosa mía; soy todo de ella (…) vivo y viviré por la Iglesia, vivo y moriré por ella (MR 1,29)

VIVIR COMO CONSAGRADAS

Es abrazarse a este cuerpo, Iglesia, sediento de amor. Es emplear todo lo que somos, tenemos y vivimos en amor, es ser capaz de amar con pasión. Es lo que hacen los amantes, todos aquellos que ya no pueden vivir para sí sino para el otro.

Si alguien nos preguntara ¿eres consagrada? ¿Qué responderías? Sí, porque vivo abrazada a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y empleo todas mis fuerzas, mi mente, mi ser, en amar con pasión a Dios y a los hermanos. (Iglesia 6)

Terminamos la jornada con unos momentos de reflexión y de compartir en grupo, agradecidas por todo lo recibido. No faltó un pequeño detalle del Equipo de Animación General, que nos llenó de ilusión: una mochilita palautiana, que luciremos en la Audiencia del Papa Francisco el próximo miércoles.

Como colofón del día celebramos la Eucaristía presidida por el P. Emilio Martínez, OCD, quien compartió con nosotras también la cena y el coloquio de sobremesa. Agradecemos su presencia y sus palabras.