Estamos a mitad de semana y al menos ya “suena en el aire” la campaña “LAS COSAS POR SU NOMBRE”, una manera distinta de recrear el 8M, de ser voz de tantas mujeres silenciadas.

Desde Infancia Robada Argentina e Infancia robada El Vendrell, queremos compartir con ustedes el primer testimonio, de una joven sobreviviente que nos cuenta su experiencia.

Adentrarnos a la tierra Sagrada de la vida y dolor de mujeres que han sufrido en primera persona la violencia, en cualquiera de sus variantes, nos regala la posibilidad de romper las murallas y prejuicios, y dejarnos afectar, y empatizar con esta causa.

El 8M no es «campaña política», es un día para que todos y todas digamos NO a toda forma de violencia y abuso contra la mujer y reivindiquemos sus derechos. Las cosas por su nombre, es la mejor forma de visibilizar lo que permanece oculto.

Les compartimos el primer video testimonio (seguidamente viene la traducción). Abramos los sentidos del corazón y descalcémonos porque entraremos a la tierra sagrada de la vida y dolor de esta mujer…

Traducción:

«Nací en medio de falta de amor y abundancia de alcohol y enfermedades psiquiátricas. Mi madre prefería el bienestar de mi padre al bienestar de sus hijos. Hablamos de un hombre que nos agredió violentamente, física y verbalmente. Palabras muy feas que salen de una boca por la que entra mucho vino. Sin cariño, sin cariño, solo bofetadas y apodos que no se llaman a nadie.

Mi madre lo defendió. Recuerdo el día en que mi papá tiró del cinturón que llevaba en el pantalón, me golpeó mientras pedía que parara tanto que dolía … mi mamá estaba lavando los platos y demás … como si no pasara nada.

No es así como se trata a los niños, no es así como se trata a una mujer, no es así como se trata a nadie. Y aprendí esto de Jesús que nos amó tanto. Fue en la oración que entregué mis dolores, las marcas de la violencia, tanto física como en el corazón. Porque lo que más duele es el corazón y si ahora está curado, se lo debo a Jesús, que me dio tanto amor, incluso cuando me sentía sola y abandonada. Sí, porque en la adolescencia hay pocas chicas que quieran como amigas a alguien que venga de una familia rota, pero … ¿cuál es mi culpa? Ninguna.

Soy Margarida, soy sobreviviente de violencia y maltrato y hoy puedo contarte mi historia … pero hay muchas mujeres como yo que no viven para contar.

“No estás sola, busca ayuda, porque una vida diferente es posible y muy valiosa”

Compartimos además algunas fotos que nos van enviando de su adhesión al 8M: