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Hoy celebramos la fiesta de San José, esposo de María y padre de Jesús…
Este hombre singular, este padre entrañable nos muestra el silencio como camino para encontrarnos a nosotros mismos y dejarnos encontrar por la Iglesia, Dios y los prójimos.
Silenciamos pues nuestro corazón para adentrarnos en las entrañas de este hombre sencillo y humilde; generoso y disponible, que con su SÍ, fue cauce del Amor en el mundo…
Canto: Busca el silencio, ten alerta el corazón; calla y contempla.
Silencio meditativo.
Dejamos que las palabras del canto que hemos escuchado nos hablen de San José y con libertad y confianza, comparte en una palabra, aquella característica suya que más le hable a tu vida… (Breve momento)
MOMENTO DE LA PALABRA
Nos disponemos a escuchar la Palabra del Señor sabiendo que hoy Él quiere iluminar nuestra vida a través de la figura de San José…
Del Evangelio de Mateo:
««José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» […] Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús».
Al ponerle el nombre a Jesús, José asume plenamente su rol de padre. Un padre con un corazón muy especial que va moldeando, “tallando” el corazón de su hijo: un corazón cercano, compasivo, amigable, servicial, atento, entrañable…
Intercedamos:
Desde este corazón de padre y unidas al corazón de Jesús, intercedemos por toda la humanidad, especialmente por aquella necesitada de compasión, misericordia, amor…
- Padre amado, que hiciste de tu vida un don total de ti mismo, de tu vida, tu trabajo, tu corazón y toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en tu casa, enséñanos a vivir en permanente auto donación y servicio a quienes tu nos encomiendas en el día a día.
- Padre de la ternura, que nos enseñas a creer que Dios puede actuar incluso a través de los miedos, fragilidades y debilidad, haznos vivir relaciones respetuosas, inclusivas, dignificantes, solidarias y fraternas con los que más sufren: los marginados, los pobres, vulnerados, rechazados.
- Padre de la obediencia, que al igual que María, diste tu Fiat a los planes y modos de Dios, ayuda al Pueblo de Dios y especialmente a quien tienen la misión de “pastorear”, a cultivar un corazón y una vida en total docilidad al proyecto y los caminos de Dios, asumiendo todas las consecuencias estructurales que eso puede implicar.
- Padre en la acogida, que nos muestras que Dios puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia, intercede especialmente por quienes padecen depresión, vacío y sin sentido; que sepamos llevarles la luz y el calor del amor de Dios.
- Padre en la valentía, que supiste transformar cada problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia, acrecienta nuestra esperanza y ayúdanos a perseverar y buscar caminos nuevos para solucionar las dificultades, desafíos y retos que nos presenta el mundo de hoy, especialmente la violencia, la guerra y las divisiones.
- Padre trabajador, de quien Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo, intercede por todos los trabajadores y trabajadoras, para que sean siempre tratados con dignidad y justicia.
- Padre en la sombra, que nos haces recordar que la paternidad nunca es un ejercicio de posesión, sino un “signo” que nos evoca una paternidad superior, inspira a todos quienes ejercen algún tipo de autoridad a vivirlo con tu lucidez y generosidad.
Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen Maria.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti Maria deposito su confianza,
contigo Cristo se forjo como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate, padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.