En estos días de preparación a la fiesta del beato Francisco Palau, Hermana Mª José Gay, Animadora General, nos dirige unas palabras esperanzadoras.

 

Queridas hermanas, queridos laicos,

con gran alegría llego a cada una y a cada uno de vosotros, estos días de preparación a la fiesta de nuestro padre Fundador.

Este año, después de haber pasado los más difíciles meses de la pandemia, la celebración cobra de nuevo un toque de cierta normalidad y eso nos posibilita vivir este día, no sólo en comunión de corazones sino en presencia real, con las personas que amamos, con aquellas con las que compartimos vida y misión.

Otra peculiaridad importante que enmarca la festividad este año, son las celebraciones de los Capítulos Provinciales; ocasión para mirarnos a fondo según los rasgos carismáticos que nos legó nuestro fundador (Cfr. Const. 116.119) Aunque sean algunas hermanas las elegidas para participar como capitulares (Cfr. Dir. 94) y algunos laicos los que formarán parte de esta asamblea en determinados momentos (Cfr. Dir. 13), somos todas las carmelitas misioneras teresianas y toda nuestra familia carismática quienes entramos en un proceso de revisión y redirección. Pido al Señor que a ejemplo de Francisco Palau seamos capaces de descubrir dónde y de qué manera estar (Cfr. Cta. 63,4) en este contexto tan peculiar que nos toca vivir.

Junto a estas dos notas propias de este año, quiero añadir una y además con un realce especial y son los 150 años de la Pascua de nuestro Fundador, que celebraremos, Dios mediante, el próximo 20 de marzo. Queremos desde este 7 de noviembre de 2021, fiesta litúrgica, hasta la fecha de su muerte, realizar algunas iniciativas que nos ayuden a adentrarnos aún más en la vida y la experiencia de este gran apóstol, y al mismo tiempo dar a conocer su persona. Además de las propuestas realizadas por el equipo de espiritualidad general, os invito a que a nivel comunitario y provincial os propongáis realizar algún proyecto o actividad que ayude a conseguir este doble objetivo de profundización y divulgación.

Lo primero que queremos ofrecer, de manera puntual, es una novena de preparación a su fiesta. Ojalá podáis realizarla en comunidad, en familia, en los distintos ámbitos de la misión compartida, e invitar a otras personas a unirse en oración durante estos días previos a la celebración.

Además, el día 7 de noviembre, a las 12.30 horas de Italia, transmitiremos la celebración de la Eucaristía con ocasión de la fiesta litúrgica del Beato Francisco Palau. Este año contaremos con la presencia entrañable del P. Miguel Márquez, prepósito general de la orden del Carmelo Descalzo.

En este marco, como ya os anunciamos, hemos editado el comentario de la Palabra de este año, con algunos rasgos de nuestro fundador y espiritualidad.

Estas son las primeras iniciativas que os queremos compartir; esperamos que a lo largo de este tiempo podamos realizar otras muchas más y más amplias. Ojalá que el vivirlas, todas las hermanas y laicos, en comunión y en lo posible al mismo tiempo, nos hagan sentirnos más familia y nos ayuden a estrechar lazos y a sentirnos cada día más hermanas, más familia, y más dispuestos a vivir el mismo ideal que nuestro fundador.

Pido al Señor que nos ayude a testimoniar lo que hemos visto y oído de Francisco Palau y también de tantas hermanas y laicos que han seguido sus huellas, igual que nosotros, y han realizado un auténtico camino de fidelidad y santidad. Para ello os invito a volver la mirada y el corazón a sus vidas, a sus escritos, a sus narraciones, pues “para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos, ya que en todo gran relato entra en juego el nuestro. Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios” (Mensaje del Papa Francisco para la 54 Jornada Mundial de las comunicaciones sociales)

Así, unir la fiesta de nuestro Fundador con su Pascua, nos pone en una dinámica de búsqueda, contemplación, audacia y riesgo, hasta dar la vida. No olvidemos por qué murió; tuvo una razón para morir, “atender a los apestados”, como culmen de una vida arriesgada y entregada. El mismo nos lo narra: “fui a Calasanz y acompañé allí a la María y a la Roseta, para auxiliar los epidémicos del tifus con la hermana Juana” (Cta. 168,1) y no sólo una vez, sino que sabemos que volvió de nuevo…, último viaje que precedió a su pascua. Quien tiene una razón por la que morir tiene una razón por la que vivir y el P. Palau demostró a lo largo de su vida que el único motivo que le hacía vivir entregado sin importarle los riesgos, era la pasión de amor por la Iglesia: “de nuevo me entrego a ella, vivo y viviré por ella, vivo y moriré por ella” (MR 1,29) Él no podía quedar tranquilo ante las necesidades de los hermanos, fueran del tipo que fueran. El miedo al fracaso o a la crítica, el miedo a ser perseguido o incluso a ser contagiado, no le paralizaron. En él las palabras de Jesús: “quien pierde su vida la encuentra” (Lc 17,33), fueron una realidad. Aunque durante su vida aparentemente las cosas no le fueron del todo bien, él tuvo la certeza de estar cumpliendo la voluntad de Dios y eso le sostuvo (Cfr. Cta. 44,7).

Aprendamos de él a vivir despojados de todo lo que no sea Dios y su querer y gastemos y desgastemos nuestra vida al servicio de los prójimos a ejemplo de este gran hombre a quien tenemos la dicha de llamar Padre.

Feliz fiesta a cada uno en particular, a cada comunidad y a vuestras familias.

Asunción-Paraguay, 28 octubre 2021

Mª José Gay Miguel

Animadora general

 


 

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