¡Viva Cristo Rey! es probablemente una de las aclamaciones que hemos escuchado muchas veces a lo largo de nuestra vida, es lo último que pronunciaron muchos mártires, es casi un símbolo de la fe católica. Jesús es rey y está reinando…
Y, no obstante, aun cuando al mirar la realidad y el devenir de la historia, esto nos parece irreal, lo cierto es que el reinado de Jesús está silenciosamente presente y vivo a través de muchos y muchas que continúan amando y dándose por ese amor.
¿Cómo podría sostenerse si no nuestra humanidad tan herida, tan llagada, tan vulnerable y vulnerada si no es por esta fuerza escondida del amor que sigue entregándose gratuita y generosamente a los heridos del camino, a los marginados, los pobres, los frágiles, los descartados?
Sí, el reino de Cristo está vivo y actuante en los muchos y muchas que deciden y se atreven a seguir amando sin condiciones, sin medida, sin cálculos.
El reinado se está haciendo carne en todos quienes buscamos construir relaciones de paz, perdón, justicia, compasión, ayuda mutua, solidaridad.
Cristo reina cuando, saliendo de nosotros mismos y nuestros intereses, vamos al encuentro de las necesidades de los demás…
Esta es la alegría de la solemnidad de hoy, es el motivo de celebrar, que cuando Cristo reina en el propio corazón, progresivamente se va haciendo presente el reino en nuestros espacios, nuestros ambientes y estructuras…
Nos hemos acostumbrado tanto a los comportamientos que nacen de los egos, de los propios intereses que, cuando vemos actitudes y relaciones donde el otro es el centro, el horizonte, el importante, a veces “nos parece ver visiones” …
Necesitamos cambiar el paradigma, la mentalidad de la Iglesia “humanamente regia”, la de las grandezas, los honores, los poderes, la superioridad, para retornar a la mentalidad del Evangelio, del Jesús rey con los pies empolvados de tanto “andar nuestros caminos”.
Ojalá que este domingo nos demos la oportunidad de abrir los ojos del corazón, descubrir y dar gracias por ese amor silencioso, humilde, discreto que sostiene la esperanza, nuestra historia y el devenir de la humanidad….
CARMELITA MISIONERA TERESIANA – AMÉRICA